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Tras unos minutos caminando, se detuvo para respirar profundamente, regulando su pulso y sus emociones. Las palabras de Claude le habían hecho daño, más bien le habían enfurecido.

Después de pensarlo unos minutos, terminó por tomar su móvil, mandando un mensaje.

¿Estás libre? Necesito hablar con alguien

No tardó en obtener respuesta.

Ven al campo de la ribera

Nada más leer las palabras en la pantalla, sus piernas pusieron rumbo al lugar indicado. Si quería volver a casa y que todo estuviera bien, necesitaba poder despejarse un poco, y en esos momentos solo podía recurrir a una persona.

Al llegar al campo, el sonido de los balones de fútbol le dio la bienvenida. Sus ojos recorrieron durante unos minutos a los chicos que jugaban allí hasta clavarlos en la persona que descansaba sentada en el banquillo.

- Pensé que ibas a tardar más - Una sonrisa cómplice se dibujó en los labios de la otra persona. 

- Se me hace raro que estés aquí, normalmente estáis en vuestro instituto.

- Bueno, a los chicos también les viene bien un cambio de aires de vez en cuando... El Kirkwood puede llegar a ser agotador - Bryce se dejó caer en el banquillo - Algo te pasa.

- Que mi novio es imbécil, Byron - Los ojos del rubio se clavaron en su amigo.

- ¿Habéis discutido? - El silencio por parte de Bryce fue una respuesta más que suficiente - Vaya, hacía mucho que no veía esta situación, pensé que ya habíais dejado las peleas en el pasado.

- No es mi culpa si Claude es idiota - Una suave risa escapó de los labios de Byron.

- Sois iguales... - El albino le miró, confuso, pero pronto un alboroto proveniente del campo acaparó su atención.

- ¡Langford, Bradford, parad de discutir! - La voz del capitán del Kirkwood se hizo presente entre el ruido.

- ¡Ha sido el enano este, no es mi culpa que siempre se meta en medio! - La voz del mayor de los hermanos denotaba su enfado.

- Langford, era una jugada peligrosa, solo estaba intentando protegerte - Pronto Bradford tomó la palabra, intentando defenderse frente a su hermano.

- Bueno, ya está... - La voz de Bay sonaba calmada - Solo ha sido un malentendido, nada más... Venga, sigamos entrenando con calma.

- ¿No te recuerdan a alguien? - Los ojos de Bryce se clavaron en Byron al oírle - Son iguales a nosotros, cuando entrenábamos con los Dragones de Fuego... Siempre tenía que ir de mediador entre vosotros por las peleas.

Aquel recuerdo hizo pensar a Bryce, y pronto se dio cuenta de su error. Claude había intentado protegerle y él le había tratado mal... Sin duda era un idiota.

- Gracias, Byron... Eres el mejor, sin duda - Tras aquellas palabras, el albino se levantó antes de poner rumbo a su casa.

La carrera le llevó varios minutos, pero al llegar a la casa, no tardó en entrar mientras recuperaba el aliento. Pudo sentir cómo Caos maullaba, frotándose en su pierna, pero sus ojos simplemente buscaban a Claude. 

- ¿Claude? - Terminó por llamarle en voz alta, pero no hubo respuesta - ¡Claude!

El no escuchar la voz de Claude hizo que sus latidos se disparasen. ¿Había metido la pata? ¿Había perdido a Claude por una estupidez donde solo él mismo tenía la culpa? Las lágrimas se acumularon en sus ojos ante ese pensamiento.

- ¡Claude, joder! - Su voz sonaba desesperada.

- Papi... - La voz de Noah captó sus sentidos y no tardó en agacharse frente a ella, abrazándola con fuerza y sintiendo los brazos de la niña rodear su cuello.

- Noah, ¿dónde está papá? - La pequeña mantuvo el silencio, acrecentando su pánico - Noah...

- Igual está en la habitación... Se fue hacia allí después de hacerme la cenita, y yo me quedé con Caos - Aquella respuesta le hizo correr hacia la habitación.

Pudo sentir cómo volvía a respirar nada más distinguir aquel cuerpo tumbado sobre la cama, de espaldas a la puerta. Quiso acercarse, quiso acariciarle y aferrarse a él para asegurarse de que era real y no otra pesadilla, pero se ciñó a guardar la distancia y cambiarse de ropa, volviendo con Noah. Al menos él estaba en casa.

- ¿Papá está bien? - Ver los ojos de la niña llenos de preocupación le partió el alma.

- No lo sé, mi niña... - Un pequeño pucherito asomó en los labios de Noah.

- Antes se veía triste, y no sonreía... ¿Tú sabías que papá sabe no sonreír? - La inocencia de su voz hacía todo más doloroso.

Desde el primer momento, Claude había dado lo mejor de sí mismo para siempre mostrarse positivo frente a Noah, enseñando todo el tiempo su mejor sonrisa y riendo con fuerza. Ni él ni Bryce querían que su hija pasara por lo mismo que ellos, pero sin duda, Claude era quien más se había esforzado siempre... Bryce estaba seguro de algo: era el mejor padre que Noah podía tener.

- Seguro que pronto vuelve a sonreír, cariño... Ahora vamos a dormir, ¿vale? - Ante un leve asentimiento por parte de su hija, Bryce no tardó en tomarla en brazos e ir a la habitación de la menor, tumbándose con ella en la cama en compañía del gato.

- Papi... - Los ojos azules del albino se clavaron en Noah - Papá te quiere mucho...

- Lo sé, cariño... Y yo a él... 

- ¿Te vas a ir? El papi de un compañero de clase se fue y le dejó solo con su mami... - Aquella pregunta provocó que el cuerpo de Bryce se tensara.

- Yo no voy a irme, Noah... No te voy a dejar solita - La niña asintió, pero pronto otro miedo rondó su cabeza.

- ¿Y papá se va a ir? - Aquella pregunta le dejó sin palabras.

Quiso decir que no, quiso gritarlo a los cuatro vientos... Pero en ese momento, ni siquiera él conocía la respuesta, y eso mismo le devoraba desde dentro.

- No lo sé... Pero si quiere hacerlo, yo no le voy a detener... Quiero ver a papá sonreír, se lo merece - Con la respuesta, Noah se dio por satisfecha, cerrando los ojos - Descansa, cielo... Y sueña cosas bonitas...

- Soñaré que os queréis mucho mucho y todo es bonito... - Tras aquellas palabras, la niña no tardó en dormirse.

Y lo mismo hizo Bryce, con las mejillas decoradas de lágrimas de dolor y miedo.

Miedo de perder a Claude.

LOS ERRORES DEL PASADO ;; Inazuma Eleven  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora