Habian pasado quizás unas dos horas y lo único que hacía era revolcarse en la cama tratando de dormir.
¡Es que era imposible! Extrañaba los abrazos de Namjoon y recargar su cabeza en su pecho ya que de esa forma se dormía de inmediato, pero ahora no tenía nada de eso, era un sufrimiento, según Yoongi.
Ya aburrido de todo, se levantó de forma silenciosa y sigilosa para acercarse a la puerta y abrirla, todo estaba oscuro y en silencio, por lo que haciendo el menos ruido posible se acercó a la puerta de la habitación de Namjoon y la abrió, notando como este rápidamente lo miro.
— Namu... — hablo con sus orejitas hacia abajo.
— ¿Yoongi? ¿Está todo bien? — se levantó con preocupación.
— No puedo dormir... Q-Quiero tus abrazos — Sus ojitos se cristalizaron de inmediato, ya se estaba poniendo muy sensible.
— Oh... No, chiquito, ven aquí conmigo, no llores — Dijo Namjoon al escuchar su tono de voz, se notaba que iba a llorar aunque no pudiera verlo entre la oscuridad.
Yoongi rápidamente se acostó entre el espacio que le dejo Namjoon y lo abrazo con fuerza, estaba calentito y el sueño bajo rápidamente.
— ¿Mejor? — pregunto arropando a los dos.
— Mucho — dijo restregó su mejilla en su pecho sintiendo como sus ojitos se cerraban lentamente.
— Descansa angelito, Hyung te cuida — murmuró y se acurrucó junto a él para finalmente dormirse con una pequeña sonrisa.
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La madre de Namjoon se dirigía a la habítacion en la que se encontraba Yoongi, al abrir la puerta y mirar la cama se extraño al no ver nada, con rapidez fue a la habitación de su único hijo y abrió los ojos con sorpresa al ver al híbrido durmiendo casi sobre su hijo, este lo abrazaba posesivamente y con una leve, pero muy leve sonrisa.
Ella simplemente sonrió y cerró la puerta para bajar al primer piso y dirigirse a la cocina en la que estaba su esposo.
— ¿Dónde están Yoongi y Namjoon? — pregunto al no ver a nadie siguiendo a su esposa.
