[08] Noches de incertidumbre

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Jacob

Aquella mañana desperté con un extraño presentimiento, como si una sombra pesada se hubiera instalado en mi pecho, presagiando algo inevitablemente malo. El malestar era sutil pero persistente, un eco de alarma que no podía ignorar. Como si algo malo estuviera por pasar. 

Debido a ello, es que fue dificil dejar a Andy dar una vuelta por el cielo. Con la intención de estirar las alas.  Recordé la última vez que extendió sus alas, llevándome con ella en un vuelo inolvidable. Esa experiencia había sido mágica para mi, pero también agotadora para ella; sus alas habían quedado resentidas y entumecidas por días. Tanto que cada vez que las sacaba, las movia o las tocaba ella soltaba quejidos. Por eso, me reusé en un inicio, pero  su voz cargada de entusiasmo y de un dejo de melancolía.  Me hizo ceder ante su  pedido.  

"Ya estoy bien jacob. Te lo aseguro". Dijo tomandome de la mano directamente a los ojos.

Ya había pasado más de una semana desde entonces, y aunque ahora parecía haber recuperado fuerzas y movia las alas con mas libertad, una parte de mí seguía preocupado. 

Pero a pesar de mis dudas, con pesar, la dejé ir. Me prometió que volvería en unas horas y que, mientras tanto, me ocupara de recolectar más leña ya que pensaba volver con una presa para la cena. Lo ultimo que añadio me dio mas procupación, q casi decido acompañarla, pero me  contuve. Ella queria hacerlo sola, ademas estabamos todo el tiempo juntos asi q irme con ella seria muy sofocante. Tal vez solo queria disfrutar un tiempo a solas, recordando lo genial que se sentia estar entre las nubes. 

Decidí seguir su consejo para despejar mi mente y, de paso, ignorar esa molestia persistente en mi pecho. Luego de su partida me adentré en el bosque con la idea de recolectar la leña que ella había pedido. Sin embargo, no podía evitar estar alerta; la presencia de los wechuges –o cuernudos, como los llamaba Andy– siempre rondaba en los rincones más oscuros de mi mente. Aún recordaba el día en que me explicó ese término, solte una carcajada al tomar una ramas caidas del suelo. Para nosotros, significaba algo completamente distinto, y la ironía del nombre me había arrancado una risa nerviosa en su momento. 

Cuando regresé, con la leña a cuestas y el bosque quedando atrás, un olor metálico me hizo detenerme en seco. Reconocía ese olor.

Sangre

Mi cuerpo se tensó al instante, y una sensación de urgencia me invadió. Dejé caer toda la leña que recogí con un crujido y corrí los últimos metros hasta la cueva, mi corazón golpeando con fuerza en mi pecho.

Lo que encontré me dejó sin aliento. Andy estaba arrodillada en el suelo, sus manos, su pecho y muslo estaban cubiertas de sangre, atendiendo a una Saxa moribunda que yacía inconsciente sobre una manta improvisada. Andy misma estaba herida, con el pecho ensangrentado y sin mostrar señales de algun movimiento.

– ¿Qué pasó? – logré preguntar, mi voz apenas un hilo.

"Los rastreadores" respondió, vi la preocupación tatuada en su bellos ojos cuando volteo a mirarme, mientras trataba de detener el sangrado de Saxa con sus manos. "La rodearon".

Miré a Saxa más de cerca. Sus heridas eran graves, y la sangre no dejaba de brotar.

—¿Desde cuándo está así? —pregunté, mi voz cargada de urgencia, mientras evaluaba rápidamente la gravedad de la situación.

"Llegué hace... más de media hora" respondió Andy con su voz cargada de cansancio y un temblor que traicionaba su aparente fortaleza.

¿Media hora? Mi mente no podía procesarlo. ¿Tanto me había tardado en traer las ramas y troncos? Pense incrédulo, el asombro dando paso a una mezcla de confusión y alarma. 

DARKNESS - Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora