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"¡Sí, si, si, si ,si y sí. La puta madre, Iván, te amo!" se lanzó a sus labios haciendo que se cayeran al suelo mientras continuaban besándose. Sus amigos los observaban desde lejos felices por su hazaña. "¿Podemos casarnos?" Los ojos de Iván estaban llorosos de felicidad mientras asentía a la pregunta de su ahora novio.
"Ey, Ey, más despacio" los interrumpió Juan cuando escuchó la pregunta de Rodrigo.
Durante el resto de la tarde el par de recientes novios se la pasó con sus amigos mientras que no se separaban el uno del otro, incluso Tomás les hacía burla "Parece que están pegados con miel" decía más de una vez. Amaban estar así.
"Gracias por acompañarme a casa, Ivi" dejó un piquito con sabor a algodón de azúcar en los labios delgados. "A partir de ahora te daré to~do mi amor, te voy a empalagar" lo volvió a abrazar con las manos atrás del cuello, fundiéndose en un beso de nuevo. "¿No te quieres quedar a dormir?"
Lo que pasó esa noche ya no es problema de nadie, si se durmieron hasta las 6 de la mañana por dedicarse palabras amorosas, solo era el problema de ellos.
Ambos eran el azúcar del otro, ambos se estaban dando su amor, uno muy dulce.
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