-Kʀᴇᴀᴄʜᴇʀ

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—Sin embargo, tal vez esté en otro sitio de la casa —insistió Hermione cuando volvían a bajar por la escalera

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—Sin embargo, tal vez esté en otro sitio de la casa —insistió Hermione cuando volvían a bajar por la escalera. Harry, Ron y Ginny se habían desanimado, pero ella parecía más decidida que nunca a seguir buscando—. Tanto si Regulus logró destruirlo como si no, seguro que no quería que Voldemort lo encontrara,¿verdad? ¿No se acuerdan de todas las cosas horribles de las que tuvimos que deshacernos la última vezque estuvimos aquí, como aquel reloj de pie que le arreaba puñetazos a todo el mundo, o aquellas túnicas viejas que intentaron estrangular a Ron? Quizá Regulus los dejó aquí para proteger el escondrijo del guardapelo, aunque entonces nosotros no...no nos diéramos...

Los tres la miraron. Hermione se había quedado inmóvil con un pie en el aire, con el gesto deestupefacción de alguien a quien acaban de practicar un hechizo desmemorizador; hasta se le notaba lamirada desenfocada.

—...cuenta —terminó con un hilo de voz.

—¿Te encuentras mal? —preguntó Ginny.

—Había un guardapelo.

—¿Quéeee? —saltaron al unísono Harry y Ron.

—Sí, sí, en el armario del salón. Nadie consiguió abrirlo. Y nosotros...nosotros...

Harry tuvo la sensación de que un ladrillo le bajaba hasta el estómago. Y entonces se acordó: inclusolo había tenido en las manos cuando se lo pasaban unos a otros y todos intentaban abrirlo. Finalmente y a una bolsa de basura, junto con la caja de rapé de polvos verrugosos y la caja de música queles daba somnolencia...

—Kreacher nos robó un montón de cosas.—recordó Harry. Era la última oportunidad, la única esperanza que les quedaba, y el chico pensaba aferrarse a ella hasta que lo obligaran a soltarla—. Tenía un alijo enorme guardado en su armario de la cocina. ¡Vamos!

Bajó los escalones de dos en dos y sus amigos lo siguieron atropelladamente. Hicieron tanto ruido que al pasar por el vestíbulo despertaron al retrato de la madre de Sirius.

—¡Podridos! ¡Sangre sucia! ¡Canallas! —les gritó la bruja mientras los cuatro se precipitaban a lacocina del sótano y cerraban la puerta tras ellos

Harry cruzó la estancia corriendo y se detuvo con un derrape ante el armario de Kreacher, que abrió de golpe. Allí estaba el nido de mantas sucias y raídas en que antes dormía el elfo doméstico, pero las alhajas que éste había rescatado ya no relucían entre ellas. Lo único que quedaba a la vista era un ejemplar de La nobleza de la naturaleza: una genealogía mágica. Harry, que se negaba a darse por vencido, tiró de las mantas y las sacudió. Cayó un ratón muerto y rodó por el suelo. Ron soltó un gruñido y se subió a una silla; Ginny y Hermione cerraron los ojos.

—Todavía no hemos terminado —murmuró Ginny, y llamó—: ¡Kreacher!

Se oyó un fuerte «¡crac!» y el elfo doméstico que Ginny se había mostrado tan reacia a heredar de Sirius apareció de la nada ante la fría y vacía chimenea. Era muy pequeño —les llegaba por la cintura—,le colgaban pliegues de piel blancuzca por todas partes, y unos mechones de pelo blanco le salían por las orejas de murciélago. Todavía llevaba puesto el trapo mugriento con el que lo habían conocido. La mirada de desdén que le dirigió a los demás demostró que su actitud, no había variado más que su atuendo.

⁶𝙶𝚒𝚗𝚗𝚢 𝚢 𝚕𝚊𝚜 𝚛𝚎𝚕𝚒𝚚𝚞𝚒𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora