𝒰𝒸𝓇𝒶𝓃𝒾𝒶_𝒜𝓁𝑒𝓂𝒶𝓃𝒾𝒶_𝒰𝒦

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 Aquella ruidosa fiesta era la famosa "Junta de Comienzo Laboral", en donde todos los countrys se reunían para festejas junto a las organizaciones y otras representaciones para despedirse de las vacaciones, una completa locura de países borrachos y otros que nacieron ya borrachos e idiotas.

 Alemania estaba algo aturdido por la música a su alrededor, su cabeza estaba que explotaba. Quería hablar con alguien, pero solo se encontraba con latinos y no les hablaba mucho, siendo incómodo para él no poder encontrarse con algún europeo o americano que le agradase, o al menos así fue hasta que un ucraniano se le acercó con una gran sonrisa que lo alegró.

 —¡Hola, Alemania! ¡¿Ya tomaste el vodka de fresa?! ¡Está buenísimo!— gritó por la música que tapaba las palabras, empinándose una copa con la bebida mencionada.

 —¡Pues no...! ¡Quizás lo pruebe luego!— siguió el alto tono de voz.

 —¡¿Runi está contigo?!—

 —¡No! ¡La verdad eres el primer europeo que he visto hasta ahora!— afirmó, corriéndose un poco para que la muchedumbre pasara sin problema.

 —Hmm... ¡Está bien, espérame en la barra!— ordenó luego de sobarse la nuca —¡Te veré allí en unos minutos!—

 —¡Bien!— sonrió feliz.

 Tal y cómo se lo había ordenado Ucrania, corrió entre toda la gente para llegar a su destino, recibiendo varias quejas por chocar a las personas tan bruscamente, pero no le importaba en absoluto; iba a hablar con un europeo después de tanto tiempo de quedarse mirando la nada. 

 Todo fue entusiasmo para el alemán, esperando ansioso que llegase su compañero de continente. Llegó arrastrando a Reino Unido, con quien compartía puestos de trabajo, sonriéndole algo incómodo, cosa que el otro imitó, ambos preferían escuchar a Ucrania para no tener que hablar, no por enemistad, sino por falta de algún tipo de relación o cercanía que pudiese hacer fluir las cosas.

 —¡Oh, vamos! ¡No sean tímidos!— rió al ver como los otros europeos apartaban la mirada —¡Se supone que es una fiesta para socializar y divertirse!— empezó a saltar al ritmo de la música.

 —Pues yo quería quedarme en casa— confesó, mirando al alemán.

 —Concuerdo— afirmó, mirando al ucraniano.

 Aquel bicolor se frustraba con cada intento fallido de hacer que los otros bebieran con él, pues quería que hablaran con más fluidez y el mejor aliado según él para eso era el divino y confiable alcohol.

 —Que aburridos son— fingió estar enojado —Tomemos algo, solo para charlar y conocernos mejor, ¿si?— 

 —No entiendo el cómo podría ayudarnos a conocernos mejor—

 —¡Vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos, vamos!— repitió aquella palabra más veces de las que podía contar, irritándolos.

 —Me estoy arrepintiendo de no haber apoyado a Rusia— susurró al alemán para que solo este lo oiga.

 —Era eso o el rechazo de la sociedad—

 —Con Ucrania cerca, el rechazo me suena agradable— sonrió luego de un momento al escuchar una risa alemana.

 —Entonces... ¿quieres beber?— preguntó algo nervioso.

 —Supongo...—


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 Sus piernas le temblaban por el fuerte golpe de alcohol, su cuerpo sudaba por las ropas que lo cubrían, su saliva le goteaba por no poder cerrar la boca al haber estado besándose con alguien que no lograba recordar y que al parecer ahora estaba abrazando.

 Al estar ya conectándose a su entorno, esperaba encontrarse con su pareja, Suiza, pero en vez de eso, se encontró con su compañero de labor, UK, que lo miraba confundido, al parecer no lo reconocía al despertar recientemente.

 —¿Q-?—

 —¿Qué?—

 El silencio reinó en su mismísimo trono, atacando esa habitación extraña con todas sus tropas, hasta que el británico se separó rápidamente y inhaló para gritar, por lo que Alemania cubrió sus oídos.

 —¡¿Qué carajos haces?!—

 —Sh! Sh! Yo tampoco sé que pasó, pero tranquilízate...— 

 —¡Suéltame!— gritó al sentir que aún le agarraba del pecho, haciendo que el alemán lo soltase rápidamente.

 —¡Tranquilo, escúchame!— fue ignorado.

 —Tsk!—

 Reino Unido quiso levantarse, pero un dolor que iba de su cadera hacia todo lo que estaba bajo ellas, regresando a la silla lo más rápido que pudo para no sentir aquello, por lo que Alemania se preocupó.

 —Oye, ¿estás bien?— También intentó levantarse, pero le sucedía lo mismo a su compañero de trabajo,  sentándose nuevamente y masajeando confundido su zona pélvica.

 —Como sea, yo me iré...— se levantó, caminando algo raro y sumamente adolorido, buscando su ropa, ya que traía solo su camisa, que igualmente le cubría hasta los muslos.

 —¿Podrías pasarme mi ropa interior— pidió, viendo cómo el ojos de dragón buscaba la ropa en la cama.

 —Solo...— tragó en seco —No hablemos de esto, ¿si?—  miró avergonzado, pero su mirada transmitía enojo.

 —Bien, pero... esta no es mi ropa— dijo.

 —No es mía tampoco—

 —Quizás había alguien más—

 —No recuerdo a nadie—

 —Yo recuerdo a...— pensó, circulando sus dedos por su sien —Ucrania...—

 Los dos se miraron, hasta que recordaron que debían vestirse.

 —Vístete, luego hablamos— le ayudó a levantarse, entregándole la ropa

 —No creo que haya sido él, de todas formas está en una relación con Canadá— trató de recordar a alguien más.

 —Pero no es como si eso le cortara el pene. Además, ellos terminaron—

 —¿Puedo quedarme en tu casa?— pidió, viendo cómo el otro se enrojeció —¡No es para nada extraño! ¡Simplemente me bañaré y me iré!— aclaró para no pelear.

 —Eh... Está bien, pero has algo raro y te golpeo— advirtió.

 —Tranquilo, si eso sucede, de seguro me golpearé yo primero— rió.

 —Solo vámonos— dijo —¡Pero no hables de esto!—

 —Si, todo bien—

 —¡Promételo!—

 —¡Te lo prometo por mi mamá y mi difunto hermano!— Hubo silencio después de sus palabras —Oye, ¿y si fue otra persona?— rompió su promesa al instante.

 —Me siento muy mal por tu mamá y Alemania Oriental— chasqueó la lengua.



One-Shot CountryHumans IIWhere stories live. Discover now