Así que su nombre es Terry

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Castillo de los Grandchester

La velada estaba transcurriendo muy bien, todos se estaban divirtiendo con las anecdotas que contaba Richard y Evangeline sobre sus hijos, los cuales no estaban del todo felices por ser el centro de atencion, momentos despues Terry se acerco a su padre discretamente dandole a entender que era el momento.

-Su atencion por favor! Nuevamente quiero agradecerles a todos su prescencia aqui, se que la estamos pasando muy bien y creo que llego el momento del porque estamos aqui no es asi Terrence?- Volteo a ver a su hijo y se sorprendio un poco al ver la mirada tan decidida que tenia en ese momento, le parecio ver a su madre y sonrio al cederle la palabra.

-Muchas gracias padre-le sonrio- Esta noche ha sido muy especial para mi, tengo a todas las personas que amo en esta sala y estoy muy agradecido por eso, pero tambien en esta noche que estamos todos aqui en especial Alberth o debo decir Tio abuelo William- todos empezaron a reir- Una disculpa jaja y no olvidemos a tan distinguida dama, la señora Elroy- cuando lo queria era todo un caballero y ademas encantador- Por lo cual con todo el debido respeto quiero pedirles permiso formalmente para cortejar a Candice.

Candy estaba en shock acaso habia escuchado bien? Terry queria cortejarla seguramente estaba en un sueño hasta que la respuesta de su padre y abuela la sacaron de su trance.

-Confio en que cuidaras muy bien de mi hija Terry por lo cual te doy mi consentimiento si Candice asi lo desea.

-Lo mimo digo querido y puedes llamarme tia tambien- la mujer mayor sonrio al ver como los ojos de Terry brillaron de emocion.

En ese momento todo voltearon a ver a Candy a lo cual la rubia camino por inercia a donde se encontraba Terry, le tomo las manos y lo miro fijamente- Claro que si quiero y agradezco que todos esten aqui dandonos su apoyo- Terry tomo las manos de Candy y les dio un tierno beso- todos se acercaron a felicitarlos, el resto de la noche la pasaron entre risas y anecdotas del pasado.

Dias despues...

Los chicos regresaron al colegio, los murmullos se hacian presentes nuevamente, por su puesto Candy sabía que todo esto se debió al escandalo que Eliza había formado, las noticias de que la peliroja había Sido llevada devuelta a América porsupuesto que había Sido noticia y a muchos les causó sorpresa.

-Vaya miren quien está devuelta- era Luisa con otras chicas, parece que la castaña era la nueva abeja líder- La huérfana por la que nuestra querida amiga tuvo que irse.

Candy no pensaba prestarle mucha atención pero sinceramente ya estaba cansada de ser siempre la chica buena que pone a todos antes que ella, además recordó las palabras de su padre "nunca dejes que nadie te haga sentir menos cariño, eres una gran chica y muy importante" así que porque no defenderse?

-Escúchame bien Luisa tu sabes muy bien lo que pasó aquel día, o debo recordarte que tuviste mucha suerte que Eliza no dijera que fuiste su cómplice, quiza en un rato me de una vuelta por la oficina de la hermana Grey- vio que la chica palideció- entonces te recomiendo que no te metas conmigo y yo no me meteré contigo, ten un buen día querida.

Candy sonrió triunfante y siguió su camino, todos estaban asombrados ante la actitud de la rubia, jamás la habían escuchado hablar así.

Candy tomó asiento junto a sus amigas las cuales empezaron a invadir de preguntas, estaban tan felices de que Candy estuviera con ellas.

-Tranquilas chicas me van a enloquecer con tanta pregunta, prometo que les contaré todo en el recreo- vio la cara de desilusión de las chicas que parecían no estar felices- bueno está bien les daré un adelanto.

-Por favor Candy!- los ojos de la pelinegra brillaron de emoción- además tienes un hermoso anillo en el dedo anular.

-Annie Briter no se te escapa nada!- la rubia estaba sorprendida- bueno este anillo es de promesa- era un anillo de oro con dos piedras en forma de corazón, una era una esmeralda y la otra un zafiro, Annie pegó un pequeño grito mientras que Paty se tapo la boca, llamando la atención de otras chicas- Por amor a Dios Annie calla, por eso no quería contarles nada.

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