Satisfacción Sádica

6.4K 38 0
                                    

Pasaron los minutos y no paraba de jugar con sus pezones. Me satisfacía ver cómo se sonrojaba y se retorcía del gozo algunas veces... y no cambiaría esa escena por nada del mundo.

Me dedicaba a pellizcarle sus partes sensibles, luego a jalarlas y a hundir mis uñas en ellas. Austin no podía más respecto a aquella sensación.

- ¿Te cansaste ya? –le pregunté- ¿Perdiste la sensibilidad aquí?

Bajé una de mis manos hacía su entrepierna, sintiendo el calor y la erección de su pene.

- Veo que en este lugar aún hay mucho para jugar...

No se resistió. Dejó que le toqueteara el miembro hasta que opté por desabrochar su pantalón y bajarlo junto con sus calzones.

Teniéndolo frente mío y al descubierto, sonreí.

- Lilly... –susurraba mi nombre

Llevé mi mano hacía el tronco de su pene y decidí subir y bajar repetidamente, sin importarme el tiempo que me tomara en ello.

Austin no dejó de mencionar mi nombre (cada vez lo hacía con una voz más débil) hasta que me advirtió que iba a liberar su placer contenido.

- ¿Ya te vas a venir? ¿Tan pronto?

Asintió con la cabeza.

- No lo creo posible en este momento..., Lindura...

Me detuve bruscamente. Él se sobresaltó al no poder descargar su lujuria contenida.

- Por favor..., Lilly..., por favor, quiero correrme...

- ¿Quieres correrte? ¿Por qué?

- Déjame correrme en tu mano... o dentro tuyo, por favor...

Solté una risita para después acercármele al oído.

- Déjame decirte algo; la que manda aquí soy yo...

Tomé su barbilla, forzándolo a mirarme a los ojos.

- Y tú me perteneces

Dicho esto, decidí levantarme.

Sin embargo, un extenso toqueteo en mi brazo me hizo voltear hacía Austin, quien en su desesperación quería llamar mi atención.

Me parecieron lindas las súplicas que efectuaba con tal de que le permitiera alguna clase de placer.

- Ama, por favor.... En serio, por favor, déjame correrme. Lo ansío...

En esa situación me limité a sonreírle (con un toque algo burlón), mientras saboreaba la creciente desesperación que Austin tenía. Todo ello lo encontré disfrutable hasta que me arañó el brazo.

Obviamente lo quité de mí al poco de sentir esa sensación. Miré mi brazo y, tras verificar una pequeña herida que me había causado, volví a observar a mi sumiso, pero con una sensación de notable molestia.

Acercándome lentamente hacía él, pude notar el miedo que sintió cuando vio mi mirada seria, así como a mí misma dirigiéndome hacía él.

Comenzó a retroceder hasta que la pared le impidió seguir moviéndose. Me acerqué con cautela y lo tomé de la barbilla.

Se sorprendió por mi reciente acción, pues él esperaba algo más violento o vengativo.... No soy de las que prefiere lo primero, pero si lo segundo... a mi modo.

Bajé mi mano hacía su cuello y lo apreté con delicadeza. Delicadeza que se transformó en una presión constante, provocando que su desesperación por respirar se viera reflejada en su rostro.

Cuentos BDSMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora