No era sencillo explicar lo que ese hombre me hacía sentir en aquellos momentos. Me tenía prisionero al haberme imposibilitado cualquier vía de escape, sujetándome los brazos con fuerza.
Y cómo Heinrich no se contentaba con eso, me encadenó las muñecas usando unas cadenas. Teniendo la libertad en sus propias manos, descendió su dedo desde mi espalda hacía mis nalgas (era obvio que se tomaba su tiempo con tal de disfrutarlo a su ritmo).
- Me gusta hacerte esto y creo que lo sabes –decía sensualmente-. No creo que pudiese conocer a otro hombre con tan buen cuerpo como tú, Joseph...
Antes de que siquiera yo formulara una respuesta, me sobresalté al sentir una nalgada en mi trasero, la cual sería el preludio para otras más (perdí la cuenta por las nalgadas posteriores).
Tiempo después, dejándome con un gran ardor en aquella bochornosa parte de mi cuerpo, me quedé respirando pesadamente, intentando decir su nombre correctamente.
Sin embargo, antes de que pudiera pretender descansar, sentí su verga introducirse ferozmente en mi ano.
Grité como era de esperarse y no me quedó más remedio que soportar las crecientes embestidas que Heinrich procedía a darme.
Me sentía (si es que puedo describirlo mejor) como una puta. Ninguna persona de las que me conoce en la calle se pudiera hacer una leve idea de lo que hacía con ese hombre en privado..., pero pensarlo me encantaba.
Recibí más nalgadas de las que mi culo podría soportar. No satisfecho con eso, Heinrich me jalaba el cabello para excitarse más al ver cómo yo le permitía hacerme esto.
Siendo degradado a nada más que un esclavo no tenía otra alternativa que aguantar eso, pero no dejaba de fascinarme y me excitaba paulatinamente con el presente momento.
Cuando llegó su orgasmo, su esperma llegó a las profundidades más recónditas de mi ano. Una incalculable cantidad de líquido espeso calentaba mis adentros para¨saborearlo¨ y luego dejarme caer por el cansancio de los bestiales actos realizados recientemente.
Heinrich sacó su pene de mi ano. Me agarró la barbilla y, volteándome hacía su lado, contemplé esa hermosa mirada que tenía, la que me hacía estar orgulloso de ser su sumiso y de poder ser follado por él.
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Cuentos BDSM
RomanceUna colección de cuentos que explora el erotismo en las relaciones BDSM. Parte 1: Femdom, dominación femenina Parte 2: Femsub, dominación masculina Parte 3: Lezdom, dominación femenina y lésbica Parte 4: Dominación masculina y gay Parte 5: Dominació...