『4』

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Definitivamente, estaba dispuesto a ayudar a la chica rosa

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Definitivamente, estaba dispuesto a ayudar a la chica rosa. Nicky sentía el gran impulso de hacerlo, además aprovecharía el momento de bondad que lo estaba atacando.

¿Por qué no se le había ocurrido antes? Quien sabe.

— ¡Tails!

Estaba fuera de la casa de su amigo de dos colas, esperando a que le atienda el llamado a la puerta. Tras pasar unos segundos el propietario abre y queda sorprendido al ver al erizo de nuevo.

— Oh... Uhm, ¿N-Nicky? Aún no me acostumbro a ese nombre... —el susodicho lo mira divertido— ¡Es que te lo juro! ¡No te queda el nombre!

— Tranquilo, ya verás que pronto se te hará fácil decirme así.

— Si tú lo dices... —suspira negando con la cabeza— Pero bueno, ¿a qué vienes hoy? Digo, no es que no me alegre de verte, pero no creí que sería tan pronto.

— Uh, creo que dejé una camisa aquí y por eso vine, ¿qué no es obvio que a visitarte?

Tails lo mira alzando una ceja, a veces el sarcasmo del erizo ya no era tan gracioso como antes debido a la apariencia que tenía ahora.

— Bien, también necesito tu ayuda.

— Meh, es típico, pero no me molesta. Pasa, no quiero que las viejas chismosas anden escuchando nuestra conversación.

Nicky ríe asintiendo con la cabeza, mientras que Tails se hace a un lado para que entrara después de él y cerrar la puerta. ¿Desde cuándo el zorrito hablaba de esa manera?, antes se expresaba como "señoras molestas", pero ya creció y es evidente que hubo una actualización en su lenguaje. Se sentía orgulloso de ello.

— Dime que pasa, ¿algo relacionado con ser Nicky Parlouzer?

— Esta vez no —se le acerca y suspira, junta las manos a modo de súplica y lo mira de la misma manera— ¿Puedes ayudarme a obtener información de alguien?

El zorro se sorprende muchísimo y levanta una ceja con exageración, mostrando una expresión de disgusto leve.

— Ahm, Nicky, no te conocía así... ¿te volviste un stalker?

—Oh my god. ¡Tails, me ofendes! —se indigna y ríe escuchando como su amigo no entendió— Pero no es así, quiero ayudar a una amiga para que Sally le dé un puesto de trabajo.

— ¿Con que amiga, eh? —se cruza de brazos, mirándolo con burla.

— Sip, es una vecina de piso. —responde el erizo de lo más normal posible.

— Bien, pero ¿no era más fácil mandarme la información que necesitabas? Al venir te estás arriesgando.

— Descuida, paso desapercibido. —se señala desde la cabeza hasta el torso con las manos, sonriendo altanero— Además, esto es urgente, así que es una buena justificación para arriesgarme.

𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝟓𝟏𝟐 | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora