『14』

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Un par de días después de la boda, la resaca para algunos aún seguía a flor de piel

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Un par de días después de la boda, la resaca para algunos aún seguía a flor de piel. Knuckles sentía un gran dolor de cabeza, y no porque aún no se le pasaba el efecto del alcohol, sino por el remordimiento que sentía al haber metido a su hermana en un problema emocional. Amy no estaba siendo la misma, incluso se había quedado en casa de sus padres a "pasar el rato" por esos días. No le dirigía la palabra, y cuando cruzaban miradas ella lo hacía con enojo.

Estaban alistando maletas junto a su esposa en cada una de sus respectivas casas. Al regresar de su viaje, ambos vivirían juntos en una de las mansiones de la familia de Rouge, que por cierto fue un obsequio de bodas por parte de Roger The Bat, el hermano mayor.

Knuckles estaba bajo el mismo techo que Amy, esperando a que la limusina de su esposa llegara para recogerlo. Se despedía de sus padres entre besos y abrazos. Hasta que llegó el momento de dirigirle la palabra a su hermana, pero ella simplemente se hizo la de oídos sordos. El equidna quiso intentarlo de nuevo, pero llamaron a la puerta y él sabía perfectamente quien era. Rouge, quien llevaba un elegante vestido largo blanco de verano, entró a saludar y a la vez despedirse de la familia de su esposo. Era momento perfecto para que Knux intente pedir perdón a Amy.

- Hermanita, yo...

Pero ella fue más astuta y se acercó a Rouge para llamar su atención, a la vez de admirarla.

- Estás radiante, Rouge. Cuídate mucho. Espero que puedas tener todo bajo tu absoluto control en su viaje.

Ignoró a Knuckles a sus espaldas por completo, su esposa se dio cuenta de eso y suspiró tomando de las manos a su cuñada para susurrarle.

- Amy, sé que lo estás evitando, pero ya perdónalo. No sacas nada bueno estando molesta con él.

- No puedo -dijo en susurro-. Aún estoy dolida.

La albina suspira colocando la mano en su hombro para darle consuelo, Amy pone la suya encima y le sonríe levemente como forma de agradecimiento.

- ¡Señorita Rouge, debemos partir rápido al aeropuerto! -avisa el chófer de la limusina en la puerta.

- Ya tenemos que irnos querido -le dice a Knuckles, pero sin soltar a Amy-. Recuerda lo que te dije cuñada, ¿sí? -le da un fuerte abrazo y palmea su espalda- También cuídate, Pinky, cuando regresemos quiero verte feliz, y que consideres lo que te dije.

Dijo que si, tratando de convencerla, y a ella misma. Ambas se soltaron y cada una fue a donde le tocaba. Rouge con su esposo y las maletas que los esperaban para ser subidas al vehículo, y Amy quien se quedaba con sus padres despidiéndolos. Knuckles se acerca por última vez a su familia para despedirse, y lograr decirle algo a Amy.

- Hasta pronto, hermanita...

- Que les vaya bien -responde mirándolo "normal", tenía que disimular ya que sus padres estaban allí.

𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝟓𝟏𝟐 | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora