『10』

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Aquella chica de ojos celestes que asustó a Amy, estuvo a punto de dar orden a su chófer para que acelere su auto privado, cuando una figura roja en las afueras del edificio llamó su atención por completo

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Aquella chica de ojos celestes que asustó a Amy, estuvo a punto de dar orden a su chófer para que acelere su auto privado, cuando una figura roja en las afueras del edificio llamó su atención por completo. Era Knuckles hablando con Amy.


— Pero a quién tenemos aquí... —susurra sorprendida, y se "esconde" hasta ver que ambos entran al edificio y desaparecen—. Esto tengo que chismearle a mi hermano. Espio, por favor espérame, regresaré con Sonic por unos minutos más.

— Como ordene, señorita Sonia.

Se baja del auto y vuelve al edificio, aunque antes de entrar decide llamar a su padre, mintiéndole que tuvo un percance y que llegaría tarde a donde le dijo. Él solo tuvo que aceptar a regañadientes. Espera el ascensor y cuando estuvo dentro, se arregla el cabello ya que cuidaba excesivamente su imagen refinada, además pensaba que tal vez se cruzaría con el equidna. Era un viejo amigo del pasado, por quien desarrolló fuertes sentimientos en aquel entonces.

Al llegar fuera del apartamento 512 toca repetidas veces la puerta, pero al no escuchar que su hermano respondía o abría decide entrar como si nada. Eufórica, corre hasta donde suponía que estaba el erizo: su habitación, y acertó.

— ¡SONIC!

El susodicho, quien estaba tan concentrado jugando en su ordenador, gira atónito dejando todo lo que hacía al escuchar ese nombre, y al notar que su hermana lo había pronunciado en voz alta mientras entraba sin su permiso, deseaba que se lo tragase la tierra.《Ay Sonia, ¿pero qué acabas de hacer? 》

Su verdadero nombre había sido revelado.

— ¡Cállate, Sonia! ¿Qué te dije sobre mencionar ese nombre? —se levanta dejando todo lo que hacía de golpe, y le mira frustrado.

— Ups, lo siento mucho. Sabes que soy olvidadiza.

— No es justificación, tonta. Ya está hecho, no hay vuelta atrás —suspira agobiado—. Mi esfuerzo por mantener mi identidad en secreto ya se vino abajo.

— Bueno como sea —rueda los ojos ante la exageración en las palabras del cobalto, y las ignora—. Oye, a que no adivinas con quien me acabo de cruzar.

— No soy adivino, Sonia. Ya déjate de juegos. —responde de mala gana, mirándola con los ojos entrecerrados.

— Ay, antes eras cool, pero bueno. Vi a Knuckles...

No le sorprendía, ya que era de suponer que llegaría por esos barrios para visitar a su hermana. Lo que sí le causó impresión fue como Sonia pronunció el nombre del equidna, así que la mira levantando una ceja y bajándose un poco los lentes.

— Sonia, creí que era tema del pasado.

— Descuida, si lo es. Pero me sorprendió verlo por aquí, estaba hablando con misma chica rosadita que quería verte hace un rato.

𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝟓𝟏𝟐 | SonamyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora