Prólogo.

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Ser cazador, el sueño de todo niño que nace en este mundo. La verdad, es alucinante, ser un héroe, proteger a la gente, al mundo, defender los sueños de las proximas generaciones y además, trae beneficios propios como fama y dinero.

Pero...también traen desgracias...sobre todo...la muerte.

Todos los que lo hacen tienen riesgos, lo que conlleva que no sea un trabajo para todos.

Pero alguien como yo, un huerfano que vive en un orfanato cercano a la academia Signal, que tiene 17 años y convive con más niños que no tienen familia, no tiene nada que perder. La verdad, solo considero que una de las cuidadoras me aprecia.

Se llama Amelia, tiene 40 años, ella me sonríe todos los días, yo la ayudo en lo que puedo y quiero brindarle un futuro brillante. Quiero que personas como ella sigan soñando y sigan adelante, teniendo un futuro por delante.

???: Hiro, es hora de despertarse, vas a llegar tarde a tu viaje a Beacon!- dijo una voz femenina que me despertaba.

Hiro: estoy en ello Amelia, ahora bajo!- dije suavemente mientras me incorporaba.

Tras esto, me dirigi a la sala de baños comunes, de la que salían varios niños que me saludaban alegremente. Yo con una sonrisa les correspondo, mientras abría las duchas para que una corriente de agua fría recorriera cada centímetro de mi cuerpo.

Tras varios minutos, me empiezo secar todo mi cuerpo, para después colocarme con mi ropa con la que practico y combato; mi uniforme, vaya.

Tomo mi arma, una katana fina y alargada que cree yo mismo, pues Signal motiva a los propios estudiantes a crear sus armas. Su filo negro y su extraña empuñadura, que tiene un sistema avanzado que no detallare ahora, tenia grabado el nombre de Amelia, recordandome quién me impulsaba a ser mejor.

Me miro al espejo y poso ante mi imagen. Ahh, Hiro Zaraki, este es el comienzo de tu viaje.

Alisté mis cosas en una maleta, llevando solo lo básico, y empecé a bajar las escaleras hasta llegar a la entrada del orfanato

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Alisté mis cosas en una maleta, llevando solo lo básico, y empecé a bajar las escaleras hasta llegar a la entrada del orfanato. La verdad, me sorprendio mucho ver a Amelia, derramando lágrimas con una sonrisa de oreja a oreja. Me acerqué lentamente, hasta estar enfrente de ella, notando que yo le sacaba varios centímetros, teniendo mi persona 1,78 cm de altura.

Me tomó de la cabeza y me besó la frente, yo derrame una lágrima y con una sonrisa la abracé.

Amelia: mírate... has crecido tanto desde que llegaste aquí...mi niño....- murmuró apretando el abrazo.- estoy muy orgullosa de ti.

Hiro: gracias Amelia...no...gracias mamá -dijo generando sopresa en la mujer.

Tras estar un poco más abrazados, se separaron y entonces empecé a caminar fuera del orfanato, en dirección a tomar un taxi para llegar al punto desde el cual partiríamos a Beacon.

Cazar o ser cazado (Male Oc x Blake Belladona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora