Capítulo 26: ¡Abre los ojos!

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¡Daría lo que fuera con tal de que estuvieras con nosotros de nuevo! Con esa frase en mente y la sonrisa melancólica de su hermano en mente, de repente... ¡Abrió los ojos!

Todo estaba en silencio salvo por un ligero ruido proveniente de su derecha. Con esfuerzo, giró el rostro pese a que sus ojos se cerraban y se abrían una y otra vez en un intento por adaptarse a esa luz. ¡Era horroroso! Apenas podía mantenerlos menos de un segundo abiertos, pero seguía luchando por hacerlo. Necesitaba ver qué tenía delante.

Alguien había agarrado su mano y llamaba a una enfermera con impaciencia pulsando algún botón. Touya no podía verlo, pero sí escuchaba esa pulsación una y otra vez. ¡Su cuerpo dolía! Dolía mucho y la garganta le ardía.

— A... – intentó pronunciar "agua" sin mucho éxito. Casi sentía en cada exhalación salir fuego de él.

— No hables, Touya. Ahora viene la enfermera.

¡Las sirenas! ¡El incendio! ¡El calor abrasador! Todavía lo tenía demasiado vívido en su memoria. La casa se incendiaba, había despertado a Natsuo y a Fuyumi, ellos salieron corriendo siguiendo sus indicaciones pero... ¡Shoto! Él era muy pequeño, dormía en el último cuarto, en el más cercano a sus padres. Recordaba haber ido a por él, recordaba taparle con una gruesa manta para sacarle del incendio y recordaba sus quemaduras. Salió en llamas cuando los bomberos le encontraron y lo tiraron al suelo cubierto entre mantas para apagarlas.

— ¡Sho...to! – pronunció entonces.

Lo tenía en sus brazos, cuando lo tiraron al suelo, los bomberos lo recogieron, lo apartaron de él para poder apagar las llamas pero... no había vuelto a verle. Se desmayó, cayó inconsciente por las heridas y el dolor.

— ¿Shoto? – preguntó Enji al lado de su hijo mayor. Tantos años y cuando por fin abría los ojos... lo único que decía era "Shoto" – Shoto está... – se detuvo su padre al no saber qué responderle.

Habían pasado demasiados años. Touya posiblemente sólo tenía en mente a Shoto de niño pero había crecido. ¿Debía decirle que estaba bien porque lo sacó sano y salvo del incendio aquel de hacía años o debía contarle que, ahora mismo, estaba en un quirófano luchando contra un cáncer que podría volver y matarle?

— Él...

— ¿Dón...de...? – intentaba hablar Touya aunque le estaba costando demasiado esfuerzo con su garganta quemada.

— Touya, han pasado muchos años.

Esa confesión por parte de su padre pareció impactarle por la forma en que abrió los ojos y entonces, su mirada buscó un punto de referencia, un calendario, algo donde saber en qué fecha estaba.

— Shoto tiene dieciocho años – dijo su padre – y él... tú lo sacaste sano y salvo de aquel incendio. Él ha venido todos los días a verte al hospital pero... hoy no va a poder venir.

— ¿Dón...de? – intentó repetirle Touya la pregunta, quería saber dónde estaba su hermano y desde luego, no respondían a su maldita pregunta, lo cual le impacientaba.

— En el quirófano. Hace un año y medio más o menos le detectaron un cáncer. Está en quirófano. Van a extirparle las cuerdas vocales. No podían salvarlas, se había extendido demasiado.

Mucho más nervioso ahora, Touya luchó por tratar de quitarse la vía del brazo para poder ir a comprobar la situación. ¿Sus otros hermanos? ¿Dónde estaba su madre? ¿Por qué solo Enji estaba allí? No entendía nada y entonces, pese a que Enji trató de evitar que siguiera quitándose las cosas, la enfermera entró antes obligando a Enji a salir para poder calmar al paciente.

Dreams (Boku no hero: Todo-Baku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora