Capítulo 18: Takoyakis

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Recostado sobre las palmas de su mano, Shoto observaba el atardecer entre las copas de los árboles desde el porche de madera del templo donde ambos se habían sentado. Su sutil sonrisa era capaz de iluminar cualquier sitio, o eso pensó Bakugo al mirarle fijamente. Parecía estar recordando algo, algún buen momento.

— Mi hermano era bueno en todo lo que hacía – dijo Shoto sin más – podía haber sido todo lo que él quisiera, buen estudiante, buen deportista, un buen amigo y un mejor hermano. Touya siempre nos cocinaba cuando mamá se iba a buscar alguna botella o a algún bar y papá trabajaba. Casi siempre estábamos solos y cuando mis padres estaban en casa, o discutían o era como si no estuvieran, no había un punto medio. Ni siquiera comíamos juntos. Supongo que tu familia sería diferente a la mía.

— Un poco, sí. No había desayuno, comida o cena que no lo tomásemos juntos. Mi madre solía acompañarme al colegio cuando era niño, hasta que empecé a poder ir yo solo.

Shoto sonrió antes de mirarle con ese toque infantil y casi celoso por las cosas que Bakugo vivió y él jamás pudo experimentar.

— Mi hermano nos llevaba a todos al colegio, era el mayor y se aseguraba de que entrábamos en el edificio. Lo cambiaría todo, daría lo que fuera para que Touya despertase y volviera a ser el de siempre. Echo de menos a mi hermano.

— Lo entiendo, él fue tu pilar en esa familia, con él hacíais todo tus hermanos y tú, así que... entiendo por lo que estás pasando. Cuando mis padres fallecieron, mi mundo se vino abajo, no sabía qué debía hacer ni cómo, me perdí a mí mismo durante bastante tiempo y lo único en lo que podía pensar era en intentar mantener las cosas lo más arraigado a lo que viví con ellos aunque no era nada fácil. Tuve que vender algunas cosas y propiedades para sobrevivir hasta encontrar trabajo, dejé el conservatorio... hice muchas cosas que quizá no eran las mejores.

— Sé lo que es eso, lo que es perder tu pilar.

— No es fácil y volver al rumbo es muy complicado. Supongo que por eso te agradezco que me devolvieras al mundo de la música. Todavía conservo la guitarra de mi padre y a veces pienso que es casi como si rememorase su presencia cuando la toco.

— Los médicos dicen que quizá pronto, puedan sacarle del coma inducido. Tras tantas operaciones, al final, parece que sus heridas y estado general están mejorando y eso me hace muy feliz. Espero poder verle despierto pronto – sonrió Shoto.

— Seguro que sí. ¿Por qué no podrías verle? Si todo va tan bien, pronto lo verás.

— Sí, me gustaría mucho disculparme con él por todo lo que sucedió.

Bakugo suspiró. No podía negar que tenía curiosidad por saber más cosas de ese chico, en realidad... lo quería saber todo pero también era consciente de que Shoto no era de los chicos que hablasen abiertamente de cualquier cosa. Ya le había costado lo suyo que le hablase ese poquillo sobre su familia. ¡Disculparse! Era una palabra que a Bakugo nunca le gustó y mucho menos cuando salía de los labios de ese chico. Le costaba creer que hubiera podido hacer algo tan malo como para necesitar disculparse, algo por lo que llevaba años esperando hacer.

— Está anocheciendo y no sé tú, pero a mí se me está abriendo un poco el apetitivo. Vamos, pillaremos algo de comer por el camino.

— ¿Pillar algo?

— Sí, claro, en algún sitio de comida rápida. Sé el mejor lugar de takoyakis de la ciudad. ¿Es que nunca has comido fuera?

— No demasiado, los representantes no me permiten salir demasiado. Dicen que soy demasiado reconocible así que es mejor estar el menor tiempo posible fuera sin escolta ni algo así.

Dreams (Boku no hero: Todo-Baku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora