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—Esto es horrible. —susurra Sunoo, el espacio oscuro lo hizo experimentar una especie de epifanía. Siempre había tomado este entorno opaco como una jaula cerrada, a veces un mundo abierto y ciego, pero por ahora, este lugar era una galaxia, con infinitos paralelismos y esperanzas. Se imagina que en un universo u otro hubiera llegado a tiempo, podría haber salvado a Jaeyun.

Cheonsa flota alrededor, pareciendo no saber qué hacer en la situación.

—No se pudo evitar... Shim Jaeyun simplemente no fue elegido por el destino para quedarse más tiempo.

—Destino esto, destino aquello. ¡Es una mierda! ¿Por qué alguien tan bueno como él, alguien tan amable y amoroso, de todas las personas, Jaeyun merece este final?

Sunoo tiene miedo, ¿por qué no llora? ¿Por qué tiene los ojos secos? Los limpia en forma de súplica: llora, llora, llora.

—Así es como funciona el mundo. No importa cuán perfecto o imperfecto sea, alguien siempre paga el precio de ser humano.

—Al igual que Jungwon, ¿eh?

—Más o menos.

¿Cuál era el verdadero propósito de Sunoo aquí? Terminó bien con Heeseung, entonces, ¿por qué Jungwon no sobrevivió más tiempo? Si Jongseong se mantuvo con vida, ¿por qué no podría Jaeyun? Realmente no estaba salvando a nadie, ¿verdad?

—¿Qué le pasó a Heeseung? ¿Y Jongseong? ¿Qué pasó con ellos después de que me fui? ¿Murieron de todos modos? ¿Igual que Jungwon? —él pregunta

—Heeseung vivió bien, continuó con la música y abrió su propia tienda... Jongseong publicó libros y continuó con su trabajo en la biblioteca.

—¿De verdad?

—Sí.

Cheonsa podría estar mintiendo u ocultando información, después de todo lo que había hecho antes. Pero en este momento, Sunoo está exhausto, necesita un poco de ánimo.

Cuando la bola de luz le informa de la próxima misión, Sunoo no escucha.

La luz lo ciega como de costumbre y es teletransportado a un salón de clases. El cielo retumba afuera, Sunoo mira por la ventana, haciendo contacto visual por error con una chica que le resulta familiar. Era Cheonsa, de nuevo en forma humana.

Sunoo resopla y apoya la barbilla en la palma de la mano, escucha al maestro hablar sobre las flores y el proceso de reproducción de las mismas. Aburrido.

Los estudiantes estaban en silencio mientras tomaban notas o dormían. Los mira a todos, ¿Cuál era la misión? Debería haber prestado atención.

Algo llama su atención, un silbido detrás de él. Se gira para ver a un chico con el pelo oscuro desordenado y un moretón en la mejilla, también parecía estar sin aliento.

El chico nota su mirada.


—¿Qué, Kim?

Fue entonces cuando Sunoo se da cuenta de que no está en Corea del Sur como antes en sus misiones, está en Japón. De alguna manera, se las arregla para entender el idioma (probablemente magia).

—¿Estás bien?

—Claro que no... déjame en paz. —los ojos del chico eran mortales y oscuros, su tono destilaba veneno. Pero Sunoo no iba a simplemente ignorar esto.

—¡Eh, maestro! —Sunoo levanta la mano.

—¿Sí? —el hombre mayor mira por encima. Incluso los estudiantes miran a Sunoo con curiosidad.

QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora