Él

270 17 6
                                    

Transcurre en el campamento de Atlanta.

—Ey, Daryl. —dije contenta cuando lo ví regresando después de cazar.

—Hola. —dijo él con su seriedad de siempre.

—¿Por qué no me llevaste a cazar contigo? Sabes que me gusta acompañarte. —me quejé.

—Estabas dormida. —contestó.

—Bueno, pero... —me pare por un segundo.
—¿Cómo sabes que estaba dormida?

—Nunca te quedas mucho en tu carpa después de despertar, además te ví. —contestó como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Revisaste mi carpa para asegurarte? —pregunté sorprendida.

—Sí. —contestó.

—Qué vergüenza. —dije yo.
—Yo duermo en posiciones extrañas.

—Creo que tenías una posición común. —contestó.

—¿Común? —dije algo sorprendida.

—Si, como una rata aplastada. —lo miré molesta mientras él sonreía con superioridad.

—Buena esa. —dije con media sonrisa.

—No es como si fuera para tanto. —dijo él.
—Querías ir a cazar ¿No? Debería despertarte la próxima vez ¿O qué?

—No... —dije más seria.
—No es bueno despertarme.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque podría golpearte por decirme "Rata aplastada". —le dije con tono sarcástico.

—Mejor acostumbrate, puedo decir peores cosas.

—Entonces no creo que te moleste si empiezo a llamarte "Gatito". —lo miré con ambas cejas levantadas y él hizo la cara que esperaba.

—Es la cosa más horrible que me dijeron en la vida... Bien jugado. —dijo para seguir caminando.
—Pero si vuelves a llamarme así te arrojare al lago.

—Claro, lo que tú digas. —dije caminando hacia el lado contrario.
—Sé que te encanta el apodo, no tienes que admitirlo.

—¡Es ridículo! —gritó al ver que estaba muy lejos.

Reí para mis adentros, sabía que lo había hecho bien porque hasta a mí me había dado vergüenza ajena decir eso.

☕︎☕︎☕︎☕︎☕︎

—Ey. —alguien me movía de forma molesta mientras yo trataba de dormir.
—Ya despierta ¿Qué eres? ¿Un oso hibernando?

Abrí los ojos y miré a un Daryl molesto, agachado a mi lado tratando de despertarme.

—Cálmate. —le dije yo.

—Querías ir a cazar, vamos, no encontraremos nada si no salimos ahora.

—Aún es de noche. —me tapé hasta arriba con las sábanas y sentí como me las quitaba de encima.

Por impulso me levanté rápido y sentí un golpe bastante fuerte en la cabeza.

—Aauh. —me quejé.

—Mierda. —dijo Daryl.

Claro, Daryl estaba ahí, nuestras cabezas habían chocado.

—¿Qué diablos? A ti si te queda lo de "Cabeza dura". —reí mientras él se sobaba la cabeza.

—Te pasa por decirme rata aplastada. —me levanté y agarré mi ropa, un segundo después volví a mirarlo.
—¿Acaso esperas que me cambie contigo aquí? Sal.

Amor real (Nina Rhee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora