Acto II, Escena III

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La Madre Laura hablando en el huerto con la Hermana Juana.

MADRE LAURA, mística y misteriosa: Cógela con guantes, hija, que esa pepita diminuta que usamos para medicinas puede detener los latidos de tu corazón en menos de lo que canta un gallo. Es como un hombre con un martillo. Puede construir o destruir según su propósito y su antojo. Te hace soñar o convierte tu vida en una pesadilla...

Mientras habla, M. Laura se da la vuelta, dándole la espalda a la H. Juana y hablándole al aire. Llega Romeo, que está oculto a la vista de M. Laura.

MADRE LAURA: Así de frágil es la naturaleza humana. El amor y el odio nos habitan a todos, luchando el uno contra el otro...

Mientras M. Laura habla, Romeo se ríe en silencio por lo místico del discurso, a lo que la H. Juana responde en señas "Está loca".

MADRE LAURA: Tan sólo esperando tener la menor flaqueza para dominarnos. Pero, aunque por momentos gane uno de esos impulsos, nunca nos vencerá ninguno de los dos...

Mientras M. Laura habla, Romeo le dice en señas y gesticulando con la boca "Vola'ísima" a H. Juana, que casi no puede contener la risa.

MADRE LAURA:  Porque somos la balanza del universo mismo, todos los seres vivos. Podríamos romper el equilibrio de toda la obra del Creador si no fuese así. La existencia depende de algo tan simple como una semilla... 

M. Laura voltea con los ojos cerrados.

MADRE LAURA: ¿Comprendes?

Romeo y H.Juana fingen que no ha pasado nada desde que M.Laura se volteara. Ésta abre los ojos y se desvanece su aura mística.

 MADRE LAURA, risueña y con movimientos y expresiones exagerados: ¡Pero mira quién decidió aparecer por fin por la Iglesia! No se te ve desde hace días, cuando solías venir a diario. Y aparte a estas horas... ¿Vienes de rumba, verdad? Te debes haber rasca'o tanto que ni sabes dónde estás.

ROMEO: De hecho, Madre, sé perfectamente dónde estoy. Aunque anoche me haya trasnochado en una rumba. Quería hablar con usted sobre los hechos maravillosos de ayer, día en que por fin el amor me sonrió.

 M. Laura se acuerda de la presencia de H.Juana y recobra su aura mística.

MADRE LAURA: Por favor, retírate, hija. Y reflexiona sobre la palabra del Señor y las cualidades de su obra.

Sale H.Juana.

MADRE LAURA, otra vez expresiva y con cara de extremo asombro: ¿Te acostaste con Rosalina? Dime que no. Aunque agradecería que esa muchacha esté con un varón en vez de estar con...

M. Laura hace la señal de la cruz y recupera su aura mística.

 MADRE LAURA: Mejor ni menciono esos pecados. Igual, sabes que tener relaciones fuera del matrimonio va en contra de la palabra de Dios.

ROMEO, con cara de extrañeza: ¿Rosalina? Eso es beta viejo. Mi verdadera dueña me ha reclamado. Y, justamente, venía a pedirle que nos casara para poder cumplir con la palabra de Dios.

MADRE LAURA: ¿Cómo es que ayer llorabas por Rosalina y ahora te quieres casar con otra?

El aura mística se desvanece de nuevo

 MADRE LAURA: Eso no es amor, tú lo que tienes es queso. Muere rápido. Ayer una, hoy otra y mañana otra más. Me niego.

ROMEO: Por favor, Madre. Julieta es la luz de mi universo.

MADRE LAURA: Ya va. ¿Julieta Capuleto? Tú me estás hablando de adrenalina. ¡Si su familia quiere meter presa a la tuya!

ROMEO: Pero ella a mí no, ni yo a ella.

 MADRE LAURA, indecisa: Sigo diciendo que eso no va a durar...

ROMEO: Claro que sí, es el amor de mi vida, la dueña de mi alma...

 MADRE LAURA, interrumpiendo: Siempre es así contigo, Romeo... Pero podría ayudar a traer paz a Caracas, la PTJ se calmará un poco y, con suerte, los Montesco dejarán de bachaquear y robar... Siempre y cuando esto salga bien.

M. Laura suspira y recobra su aura mística.

MADRE LAURA: Te ayudaré, hijo. Trae a tu amada.

ROMEO, feliz: ¡Gracias, Madre! Te aseguro que valdrá la pena.

Sale Romeo

MADRE LAURA: No para ti, ni para ella. Pero quizás sí para el universo.

Sale.

Romeo y Julieta en VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora