Acto I, Escena IV

43 0 0
                                    

Entran Romeo, Mercutio y Benvolio.

ROMEO: ¿Tenemos algo preparado o sólo entramos?

BENVOLIO: Tú hazte el loco, como si no fuese la primera rumba a la que nos coleamos.

ROMEO: Pero ésta será distinta. Me niego a beber.

BENVOLIO: ¿Tú estás loco, Ramón? ¿Cómo vas a una rumba y no bebes?

ROMEO: Si pierdo el control de mi consciencia, ustedes son capaces de cuadrarme con otra chama. Y tengo un muy mal presentimiento con respecto a este día. Siento que será el inicio de una muy mala racha.

MERCUTIO: De pana el amor te tiene mal. ¡Trátalo como tú a él! ¡No dejes que te domine! Eres joven, tienes labia y estás bueno. ¿Qué más necesitas? Si el amor no te busca, rechaza tú al amor.

ROMEO: Anoche tuve un sueño.

MERCUTIO: Y, aparte, no me escuchas, becerro. Qué tanto, yo también tuve un sueño.

ROMEO: ¿Qué soñaste tú?

MERCUTIO: Que los sueños no son reales.

ROMEO: Pero durmiendo sueñas la realidad.

MERCUTIO: Ya veo que has estado demasiado tiempo sintiéndote infinito. Como Alaska en su laberinto de sufrimiento. Como Katniss cuando se volvió el Sinsajo. Como Tris al superar su paisaje del miedo. Como Percy cuando por fin supo que era un semidiós...

ROMEO: ¿De qué estás hablando?

MERCUTIO: De los sueños, para que veas lo fantásticos e irreales que son.

BENVOLIO: Estamos perdiendo tiempo, vamos llegando tarde.

ROMEO: Más bien, muy temprano. Siento que esta noche nos oculta algo. Que la vida tomará un curso totalmente distinto.

BENVOLIO: Deja las drogas y muévela.

Se van

Romeo y Julieta en VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora