Acto I, Escena II

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Entran el Sr. Capuleto, Petra y Paris.

SR. CAPULETO: Y eso fue lo que pasó. Los Montesco nos volvieron a dejar en ridículo y el Gobernador los volvió a encubrir.

PARIS: Es increíble que mi primo esté haciendo eso. Para mí, Mercutio siempre ha sido la oveja negra de la familia. Ojalá pudiera hacer algo por ustedes.

SR. CAPULETO: Tiempo al tiempo, ya surgirá la solución

PARIS: ¿Ha pensado en lo que le dije?

SR. CAPULETO: Sí, y mi opinión no ha cambiado. Julieta no estará con nadie por obligación. Pero puede que llegues a gustarle. Hoy estaré dando una fiesta y quisiera que vinieses. Tú, Petra, ya tienes las invitaciones. Por favor, busca a los invitados y entrégaselas personalmente.

Salen Paris y el Sr. Capuleto

PETRA: No sí. La que más pata caliente y yo.

Sale. Entran Mercutio, Benvolio y Romeo. Los primeros dos están chalequeando a Romeo.

BENVOLIO: ¡Pero mira alrededor!

MERCUTIO: ¡Esa chama, por ejemplo! ¡Es que le doy hasta la pensión!

ROMEO: No se comparan con ella.

MERCUTIO: Estúpido, tu dignidad, idiota.

BENVOLIO: Tienes que superarlo, tenemos que conseguir una rumba rápido.

Vuelve a entrar Petra.

PETRA: Tú eres Mercutio, el sobrino del Gobernador, ¿no?

MERCUTIO: Llámame el papá de los helados, por favor.

PETRA, sin hacerle caso, le da la invitación: Estás cordialmente invitado.

Sale Petra.

MERCUTIO y/o BENVOLIO: "Sr. Martin, esposa e hijas; Sr. Anselmo y sus hermanas; Sra. Vitruvio; Sr Piacencio y sobrinas; Sr. Mercutio; mi hermana Capuleto y sus hijas; mi sobrinas segundas Rosalina y Livia; el Sr. Valentio; el Sr Lucio y su esposa, Elena."

ROMEO, al escuchar el nombre de Rosalina entre los invitados: Ojalá estuviese yo en esa lista para poder verla.

MERCUTIO: Ahhh, con que te gusta la Rosalina.

BENVOLIO: ¡Ya comprendo todo! Con esas pechugas cualquiera se "enamora".

Ríen Mercutio y Benvolio.

MERCUTIO: Pero claro que vas a ir. En esa fiesta estarán las chamas más bellas de Caracas. Ya verás como, al verlas, te olvidas de Rosalina.

ROMEO: No existe chama más bella.

BENVOLIO: Porque no te permites apreciarlas. Déjanos llevarte. Así, por fin, te cuadras a alguien y dejas la gafedad.

ROMEO: Iré, pero sólo porque quiero verla a ella.

Se van.

Romeo y Julieta en VenezuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora