En otra ocasión me hubiera ofendido terriblemente por sus palabras pero tenía la necesidad de tener a alguien cerca, nunca me ponía enferma y estaba lejos de casa.
-No lo decía de esa manera- le contestaba mientras estaba avergonzada por la situación.
-Me da igual la manera, duérmete- estaba siendo cortante mientras se deshacía de mi mano de forma brusca y se marchaba.
-Si es que es un cretino- susurraba mientras caía en mi almohada.
-Es tu ultima advertencia, Zakia, no me vuelvas a faltar el respeto-
Me había escuchado, que vergüenza, me cubro con la manta para no tener que enfrentarme a la situación. Al final se escucha la puerta cerrarse y empiezo a respirar con tranquilidad, me acomodo en la cama y no pasa mucho tiempo hasta quedarme dormida.
Estoy en mi antigua casa, estoy jugando y buscando algo que me divierta por la habitación de mis padres. Mi madre estaba haciendo la comida tranquilamente, por lo que tengo total libertad para jugar. Llego al escritorio de mi padre, siempre tiene los cajones cerrados pero en esa ocasión los dejo abierto porque se marcho al trabajo con prisa. Al abrir el cajón veo muchas carpetas al cogerlas veo que debajo de ellas había un arma. Mi padre entra corriendo y baja la voz mientras me quita de la mesa.
-No vuelvas a entrar aquí, nunca le digas esto a mamá- estaba serio y con tono amenazador.
No recuerdo a mi padre en esas formas, de pronto su rostro empieza a contrariarse, a deformarse de nuevo, como en mi otra pesadilla, su rostro parecía apuñalado. Estoy asustada.
-Zakia, tienes que salvarlas- mientras me sacudía por los brazos y me obliga a mirar.
Esto es un sueño, tengo miedo.
-Tu no eres mi padre- le decía desafiante.
Como respuesta me apretaba más mis brazos, haciéndome daño con las uñas.
-Van a morir, van a morir- escupía sangre mientras me hablaba.
-Tengo que salir de aquí, AYUDA- gritaba.
Intentaba soltarme de los brazos y lloraba, nunca había recordado a mi papá así, tengo miedo.
-Zakia, despierta, Zakia- era la voz de Oziel.
Abro los ojos, estoy llorando. Oziel estaba sentado en la cama a mi lado, camiseta de tirantes muy pegada al cuerpo, marcando sus abdominales.
-Tus gritos se podían escuchar casi por toda la casa, te volvió a subir la fiebre- me hablaba en voz baja mientras con una mano la acercaba a mi rostro pero sin llegar a tocarme la retira rápidamente.
Lo abrazo, mientras sigo llorando, él se queda parado sin reaccionar pero no se aparta de mi. Cuando reacciono y me doy cuenta de que estoy abrazando a Oziel me aparto bruscamente.
-Vete de aquí, no tienes que entrar por la noche- mientras me tapo con la manta.
El rostro de Oziel se vuelve sombrío como de costumbre.
-¿Crees que me hace falta entrar en la habitación de una mujer a media noche?- se ríe de forma irónica y continua -no tienes nada que taparte, ya vi todo lo que tenia que ver cuando tu te colaste en mi habitación- me hablaba con desprecio.
Me enfurezco.
-No hubiera entrado en tu habitación nunca sino hubiera sido por la droga, eres despreciable y te odio, eres un maldito...- no me da tiempo a terminar de hablar cuando se me abalanza sobre mi tapándome la boca.
-No va hay más advertencias para ti, Zakia, no vuelvas a faltarme el respeto- el calor se su aliento pegaba en mi piel.
Intentaba sacarlo de encima pero él tenia mucha más fuerza y la ejercía contra mi cuerpo pero sin hacerme daño. Intento golpearlo con las manos pero hábilmente las toma y las pone encima de mi cabeza.
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Tienes que confesarte.
RomanceUna chica normal y de familia religiosa se ve envuelta en una serie de problemas que darán un giro peligroso a su vida, que le hará recordar que su vida anterior a su secuestro no era normal, había muchas heridas sin curar y muchos secretos ocultos...