Capítulo 8. Acercamiento

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Esas palabras vinieron acompañadas de las risas de los demás matones que venían con él. La situación se estaba complicando, pero no estoy pensando en mí, solo puedo pensar en la pobre niña asustada en aquel armario, era como mi pequeña Lucía. Quiero volver a casa pero ahora mismo quiero más que Ada este a salvo, que vuelva con su mamá, que viva feliz y olvide esto lo antes posible.

Mi cabeza daba muchas vueltas pero al sentir el fuerte puntapié de aquel hombre en mi estomago reacciono enseguida, retorciéndome de dolor pero aun así lo miro fijamente a los ojos, desafiándolo.

-No sabes con quien te estas metiendo, lo vas a lamentar- se reía mientras me levantaba por el pelo.

-No te tengo miedo, tengo a Dios de mi lado- estoy totalmente segura de mis palabras, intento soltar mi pelo de las manos de aquel hombre.

-¿Dios?- Se ríe aun con más fuerza.

Me suelta del pelo bruscamente y me mira detenidamente.

-Me voy a encargar de que hables y no me hace falta mucho- esta vez no se reía.

Me sienta en una silla al lado de Aaron, a mi no me atan como a él. Sin darme tiempo a reaccionar comienzan los golpes, golpes fuerte.

-Me gusta su cara, intentar no tocarla, ni que pierda el conocimiento- ordenaba aquel hombre.

Uno de los golpes es en la cabeza haciéndome caer de la silla.

-No la dejéis inconsciente he dicho, necesitamos saber donde esta la niña- les gritaba a los demás hombres, mientras me volvía a sentar en la silla.

En ese momento Aaron me miraba, mientras me estaba limpiando la sangre de la nariz.

-Ahora sé porque le pones tanto a mi hermanito, si aguantas así en la cama- se ríe.

Me estaban moliendo a golpes y él estaba allí despreocupado por sus sobrina, tomándolo todo a broma, me asqueaba.

-Para ser que estas muy acostumbrada a los golpes, sino me dices donde esta la niña matamos a Aaron- decía mientras le apuntaba con una pistola en la cabeza.

No quería que nadie muriera pero no podía entregar a Ada, Dios sabe las barbaridades que le harían.

-Nunca te diré donde esta- digo esto mientras cierro los ojos para no ver lo que pueda suceder.

Aaron se pone nervioso y empieza a balbucear.

-Espera, espera. Somos amigos, Boris, no puedes matar a un amigo- decía Aaron desesperado.

-No soy amigos de traidores de mierda-

-Muerto. Muerto no te sirvo para nada, yo sé su punto débil, escúchame. Es religiosa, muy religiosa. La quise drogar para acostarme con ella al enterarme que era virgen. Cuando perdió la virginidad se intento quitar la vida-

No podía creer que haya dicho eso, la mirada de ese tal Boris se ilumina de lujuria, ahora si tengo miedo. Me levanta las mangas y ve la reciente marca, eso le hace poner una mezquina sonrisa.

-Chicos, llevarla a alguna habitación, hoy todos vamos a usar a esta puta- al decir esto todos los hombres silban de emoción, mientras me llevan a una habitación de la parte de arriba.

-NO, SOLTARME- les grito pero llevan a rastras.

Me tiran al suelo y el primero en entrar es Boris.

-NO te acerques a mi cerdo, alguien vendrá pronto- me intento alejar todo lo que puedo de él.

-El bocazas de Aaron dijo borracho que su hermanito estaría días fueras por negocios, esta todo controlado, podemos dedicar un poco de tiempo a ti- se pasa la lengua por los labios de forma repugnante.

Tienes que confesarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora