Capítulo 18. Los pecados.

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Miraba a Polo y a mi abuela sin parar, no sabía cómo reaccionar, no sabía cómo responder, así que solo me límite a mirar y a escuchar mientras me sentaba asustada en la silla que tenía cerca. Mi abuela se ponía pálida y los ojos de ira de Polo se volvían fríos, se sentaba en la silla del médico y se recostaba hacia atrás.

- Querida, habla. Es el momento de que le cuentes a Zakia este secreto, es tu castigo por hacer cosas que mi padre repudiaba a mis espaldas, estoy siendo generoso por todos estos años de amistad- le sonreía dulcemente pero se respiraba maldad.

-Yo... Yo...- se trababa para hablar.

En ese momento Polo le ofrece un vaso de agua y vuelve a su sitio para disfrutar de su tortura.

-Tu padre era un pobre infeliz que debe estar pudriéndose en el infierno, no paraba de engatusar a tu madre para que se fuera con él y mi marido lo echaba cada vez que lo veía cerca. La pureza era lo más importante en nuestra organización, no podíamos permitir que nuestra única hija se fuera por malos caminos, además ella tenía su voto de castidad y se iba a ir a clausura, era su sueño. El sueño de tu madre que tú le cumplirás ahora. Mi marido se peleaba con tu padre siempre que se veían y encerrabamos a tu madre durante días para que no coincidieran pero encontraba la manera de verla, era horrible-

-Era amor, algo que tú desconoces, porque no has amado a nadie ni nadie de ha amado a tí - mis palabras salían solas, en un momento impulsivo, yo amaba demasiado a mí padre como para escuchar hablar mal de él.

-Eres una desgraciada como él y te odio por tener su sangre, porque te miro a los ojos y tienes la misma mirada de monstruo que tenía él. Quería llevarse a tu madre a la fuerza, mi marido lo fue a impedir y tu padre... Tu padre lo mató a golpes, estaba totalmente desfigurado cuando lo encontraron- ella empalidece y se le caen lágrimas.

-No te creo, mi padre fue siempre dulce con mi madre y conmigo, nunca subía la voz, estás mintiendo- le gritaba.

-Tu madre y el señor Polo estaban delante, lo vieron todo-

Mi cabeza iba a explotar, mis ojos estaban desorbitados y mi corazón estaba a mil por hora. No podía asimilar toda la información que me estaba llegando.

-Ya te lo dije, yo estaba allí-

Esas últimas palabras de Polo me hacían caer en la desesperación del todo, me levanto rápido pero antes de poder decir ni una sola palabra caigo al suelo.

Lo poco que recuerdo de después es levantarme en una cama con el doctor simpático del otro día y Polo sentado en el otro sillón.

-Hola Zakia, ¿Cómo te encuentras?- me decía el médico muy amablemente.

-Estoy bien, gracias- le sonreía levemente.

-Nos has dado un buen susto, ya tengo toda tu información médica y ya me explicaron el motivo de tu situación de salud actual y querida niña, es muy delicado- el doctor me tomó la mano.

Polo que estaba tranquilo en el sofá se tensa y pone atención al doctor.

-Llevas muchos años enferma y sin tratamiento, ahora tienes tratamiento y no estás siendo regular- para un momento a mirar unos documentos -has sufrido bastante arritmias en un periodo muy corto de tiempo, otra persona no hubiera abierto los ojos más en tu lugar. Aunque eres muy joven, necesitas un control estricto para poder tratar esto a tiempo-

-Lo hará y sé que dejándola en sus manos estará bien- intervenía Polo.

El doctor le sonreía amablemente y se notaba que se conocían desde hace tiempo y que tenían complicidad entre ellos.

Tienes que confesarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora