Hanahaki

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Para leerlo, es necesario usar leer el capítulo anterior.

Gogol no podía creer lo que estaba pasando, la verdad es que con las discusiones que tuvo con Sigma por lo de Dimitri pensó que tal vez la situación podría mejorar, pero la verdad es que ahora todo era un desastre.

Cómo todos los días fue a ver a Sigma, la verdad es que por muy extraña e incomprensible que fuera su relación, se necesitaban, aunque fuera un momento, al llegar gracias a su habilidad no tardó en colarse en la habitación de Sigma, era normal encontrarse en ese lugar, pero una parte suya hubiera deseado no hacerlo.

Sigma estaba en cama, las sábanas lo cubrían por completo, escuchaba su tos así que creyó estaría enfermo.

— Oh, Sigma. ¿Está enfermito mi dulce palomita? — dijo con ternura y diversión antes de tomar las sábanas y jalarlas. En ese momento pudo ver a Sigma, su rostro había perdido bastante color, sus sábanas estaban llenas de pétalos de flores blancas y sangre.

— Sigma... — susurro mientras sentía que la imagen no era real, jamás podría serlo, — Ya sé... — dijo Sigma con mucho dolor, el hablar era algo realmente complicado, lo había tenido controlado un rato, pero ahora era imposible, sentía que hasta respirar le dolía, — ¡Tienes el Hanahaki y no me dijiste nada! — dijo Gogol a lo que Sigma bajo la cabeza, no quería verlo, se sentía estúpido ante toda esa situación, se enamoró de alguien que jamás lo amaría, — ¡Debiste decirme!, ¡Pude detener toda esta cosa desde hace mucho! — Gogol estaba molesto, la enfermedad del Hanahaki, era para amores no correspondidos, al no ser aceptado tu amor, escupirías flores y sangre, sufrirás y después morirás, todo por alguien que no te ama.
Gogol creía que Sigma debió decirle lo grave que era la situación, se habrían separado, tal vez la distancia los ayudaría a mejorar, a salvar su vida, sobre un amor imposible.

Por otro lado, Sigma pensaba que su vida no tenía sentido sin amor, sabía que algún día el Hanahaki lo mataría, era obvio que eso al final lo mataría, entonces deseaba elegir de quién sería el amor que lo llevaría a tal desdicha, es decir eligió a Gogol, quien no tenía la culpa de nada, podía amarlo, odiarlo o hasta gritarle, no le importaba si creía que eso era una estupidez, Sigma se iría en sus propios términos, de todos modos nació sin familia, sin amigos, sin pasado, sin amor y sin un alma, que importaba morir, si de igual forma su vida carecía de sentido, deseaba que su muerte si lo tuviera.

— Nikolai... — llamo Sigma mientras quitaba hasta los últimos rastros de sangre de su boca, — Esto no es tu culpa, solo soy un tonto enamorado, que moriría cómo tal, pero no hiciste nada malo y lo que recibí de ti fue más de lo que pude pedir en un mundo al que yo no pertenezco — dijo con tristeza y un poco de felicidad, Gogol, por otro lado, no quería eso, quería a Sigma, lo adoraba de una forma que nadie podría entender, perderlo, sería demasiado para Gogol, — Tienes que irte Sigma, encontrar a alguien que te ame como te lo mereces y... — no terminó de hablar cuando Sigma lo detuvo, — ¿Y qué haré cuando encuentre su alma gemela? No tengo alma, mucho menos un alma gemela, al final el Hanahaki me matará y no creo amar a nadie como te amo a ti — explicó Sigma mientras acariciaba el rostro del hombre que amaba hasta su muerte, — Te estás suicidando... — comentó Gogol a lo que Sigma sonrió, — Te amo Nikolai, nada que digas o hagas me hará cambiar eso, no puedes aceptar mi amor y reconoceré una mentira, así que déjame morir en paz, amándote y sufriendo, pero disfrutando saber que soy un ser humano aunque sea en esta pequeña parte — dijo con calma antes de tomar el rostro de su amado, — Nikolai, llámame Dimitri una vez más... Dime qué me amas como se lo dijiste a él tantas veces, bésame como lo besabas a él y deséame como lo deseaste a él... — pidió a lo que Gogol lo vio extrañado, pero Sigma sonrió, — Te irás de mi lado, yo lo sé y tú lo sabes, me dejarás esperando a que mi amor por ti se vaya, pero no se podrá Nikolai, te amo, pero no te detendré porque sé que eso es imposible, así que ámame una última vez, no me amarás por completo a menos que creas que soy Dimitri, así que mírame como los mirabas a él — rogó mientras las lágrimas se acumulaban, cada palabra era más dolorosa que la anterior y la sangre iba subiendo por su garganta, otra vez iba a toser, pero Gogol negó, — Te ayudaré Sigma, te conseguiré un alma gemela y cuando lo haga te salvaré, así que no me pidas que te diga Dimitri, porque tú eres Sigma... No volveré a confundirlos — explicó a lo que Sigma negó con tristeza, — Eso es imposible y lo sabes... — comentó a lo que Gogol sonrió, — No voy a perderte Sigma, te salvaré y cuando lo haga tendrás una hermosa vida, así que confía en mí — pidió Gogol, Sigma aún se mostraba un tanto desconfiado ante las palabras de su amante, pero Gogol beso las manos de Sigma con cariño, — Juro que lo haré, porque yo te hice esto Sigma, al hacerte sentir menos que Dimitri, que tenías que darme todo esperando que algún día yo pudiera dar más... Sabía que te estaba haciendo daño y nunca me detuve... Perdóname... — Gogol estaba al borde del llanto, sentía que como siempre había arruinado todo, la razón por la cual perdió a Dimitry fue su estupidez, ahora perdía a Sigma también, — Yo también me hice esto Nikolai, sabía que estaba enfermando, me dolía escuchar el nombre de esa persona salir de tus labios cuando era a mí quien veías, pero me quedé y aún te pido que continúes, el único culpable de todo esto soy yo, por creer que algún día me volvería en Dimitri y tú me amarías — dijo con tristeza a lo que Gogol negó, — Yo te amo Sigma, de una forma diferente a la que ame a Dimitri, pero te amo. No quería que te comparas, ustedes dos son diferentes y los amo por esas diferencias — explicó Gogol, Sigma se sonrojó, pero luego puso una mirada triste, — ¿Lo amas más a él? — preguntó Sigma a lo que Gogol no respondió, el dueño del Casino sonrió, — Está bien, sé que me diste todo, aunque jamás fue amor, me hiciste sentir como el hombre más afortunado del mundo y eso siempre te lo voy a agradecer — fue lo último que dijo Sigma antes de que la tos lo atacará, Gogol lo ayudo para hacer más llevadero el asunto, si es que escupir sangre se puede hacer más fácil.

Al final la conversación termino en ese lugar, Sigma se recostó en la cama con cuidado y Gogol se quedó con él, contando todos los planes que tenía para el futuro de Sigma.

Cómo tendría al hombre perfecto, un hombre dulce, con un gran trabajo, brillante, que no perteneciera a una organización criminal, con quién tendría una casa enorme y niños que adoptaría corriendo por todos lados.

— Quiero esa vida contigo... — fue lo último que dijo Sigma antes de quedarse dormido.
Gogol se fue momentos después, sintiendo un gran nudo en el pecho, “Te salvaré Sigma... Lo juro”.

Este Fanfic tendrá seguimiento con el capítulo final si todo me sale bien, ya que creo se merecen algo positivo para esta semana shipp.

Fav Shipp:  SigLaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora