Capítulo 18

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Habían pasado sólo unos días desde que Kara trajo sus cosas al apartamento y empezaron a vivir juntas, pero lo cierto es que les parecía lo más normal del mundo.

Al principio se mostraban atentas la una con la otra, ambas intentando darse un poco de espacio personal y tratando de entender sus costumbres; pero pronto quedó claro que no necesitaban mucho espacio personal, ya que Lena había empezado a dormir y a despertarse encima de su hermosa y fuerte kryptoniana. Era una yuxtaposición para Lena ver la ropa informal y deportiva de Kara junto a la suya en el vestidor, pero había empezado a cogerles cariño, incluso se las había ingeniado para apropiarse de las sudaderas demasiado cómodas de Kara ya que olían a la alfa, calmando a su a veces necesitada omega.

Y ni hablar del sexo. Muchísimo sexo, por la mañana y por la noche. Incluyendo también las repentinas visitas de Kara a L-Corp por la tarde, algunos días Lena tenía que sentarse en su silla de trabajo con el coño dolorido sobre un cojín. Pero era un dolor delicioso que dejaba a Lena con ganas de más.

Sus días se habían convertido en una rutina: el despertador de Lena las despertaba, bueno, sólo despertaba a Lena mientras Kara dormía como un tronco, pero Lena había ideado algunas formas creativas de despertar a la diosa durmiente, lo que hacía que pasaran más tiempo en la cama, y luego Kara les preparaba un copioso desayuno asegurándose de que Lena comiera algo sano. 

Durante la mayor parte del día, se concentraban en sus trabajos -todo lo que podían, ya que Kara insistía bastante en interrumpir el horario de Lena-, y por la noche Lena preparaba la cena con la ayuda de la Alfa, probando nuevas recetas. Aunque no era muy hábil en la cocina, ya que casi la quemó una vez, Kara siempre intentaba ayudar a Lena, aunque sólo fuera a remover la sartén. En realidad, no era más que una excusa furtiva para tener a Lena en sus brazos, pero Lena estaba demasiado en las nubes para decirle que no a la dulce alfa; era la mejor sensación llegar después del trabajo a casa, con su mujer.

Pero, por supuesto, eso no significaba que todo fuera color de rosa, hace poco se pelearon por el exigente horario de trabajo de Lena en L-Corp. Era la tercera noche que Lena llegaba tarde a cenar, tenía que terminar los informes de sus mesas para que el día siguiente no estuviera tan cargado, no quería cancelar ninguna de sus citas. Ya había enviado a Jess a casa, y estaba en su escritorio, encorvada sobre el papeleo. Entonces, con un suave golpe en el balcón, Kara llamó al cristal; Lena ni siquiera levantó la cabeza para reconocer su presencia, seguía garabateando en los informes.

"Hola cariño, dame un minuto, necesito terminar estos informes".

Kara se había sentado en el sofá sin decir nada, esperando a que Lena terminara. Pero un minuto se había convertido en minutos y finalmente en media hora, lo que la dejó inquieta e incomoda. Aunque intentaba concentrarse en su trabajo, Lena podía oír las ruedas girando en el cerebro de su alfa.

"Lena, ¿piensas tomarte un tiempo libre un par de meses después? Cuando se acerque la fecha del parto". Kara había dicho lentamente.

"No cariño, no puedo permitirme estar mucho tiempo alejada de la empresa, ya sabes, Jess me acaba de decir hoy que voy a dar a luz atada a esta silla a este paso". Había dicho Lena mientras reía entre dientes, no era consciente del disgusto que se estaba gestando en la alfa.

"Bueno, creo que deberías tomarte un tiempo libre y tener un horario de trabajo más sensato. Por ti y por el bebé".

Lena había chasqueado la cabeza, ya estaba harta de oír a otros alfas intentando sermonearla todos los días de que no era apta para ser directora ejecutiva en un mundo dominado por los alfas; ¿y ahora Kara se comportaba como una alfa clásica, intentando dictar su vida? Por supuesto que no.

It all starts when stars align... We fall in love {{SuperCorp}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora