HARPER
No estoy de humor.
No después de ver a Lucy abrazar al idiota de Philip en el estacionamiento. No me gusta para nada que Lucy esté con él, pero no es sobre ser un tonto obsesionado con la chica bonita, es porque entre ella y yo realmente ocurrió algo.
—Al fin llegas —Es Raziel quien está en el mostrador.
Yo ruedo los ojos, solo pasé con Mitchell y Carter a comprar un helado a la tienda de la esquina, ni siquiera me tardé más de diez minutos. —Ya estoy aquí, ¿Dónde está tu abuela?
Señala hacia arriba. —Ocupada, tú ve al fondo y ordena los zapatos.
Suspiro y dejo mi mochila detrás del mostrador como me dejó hacerlo ayer la señora Melinda. Camino hasta allí sin poder quejarme. Raziel es tan mandona.
Hay una caja de plástico llena de zapatos de todo tipo, para niños y para adultos. Comienzo a movernos y agruparlos por pares y tamaños, al fondo encontré unas zapatillas deportivas que se ven como nuevas. Reviso la talla y me doy cuenta que me podrían quedar.
— ¿De nuevo perdiendo el tiempo? —Raziel se sienta en cuclillas a mi lado.
Raziel debería oler a incienso y humo, a hierba quemada o algo así pero en su lugar, huele a algo dulce. Puede ser vainilla, creo que sí, ese es su aroma. — ¿De nuevo fastidiándome?
Sonríe. —Sí, te torturaré por el resto del tiempo que estés aquí.
No espero menos de ella. — ¿Me vas a dejar comprarme estos? —levanto las zapatillas.
Raziel junta sus cejas. — ¿Las quieres?
Ayer se llevó el pantalón y debió haberlo ocultado para que yo no me lo compre. —Sí... pagaré por ellas.
—Obviamente —contesta—. Dejaré que las compres si te paras en medio de la carretera por una hora, si sobrevives son tuyas.
Ruedo los ojos. —Que divertida eres —le doy una mirada, su falda larga arrastrándose en el suelo, su suéter con rayas, su cabello liso y largo. Es muy extraña visualmente, y no digamos su personalidad—. No te ofendas pero, ¿Para qué querías ir a esa fiesta?
Estira su mano y toma unas zapatillas de niña, rosadas y pequeñas. —Porque sí —las deja caer con las demás—. ¿Qué hay de ti? Tu pareces de esos que van a fiestas con marihuana, no una fiesta como las de Phil.
Bufo. —No soy un drogadicto, Raziel.
Levanta los hombros. —No me consta. Entonces, ¿Por qué quieres ir a la fiesta?
No puedo decirle la verdadera razón. Lucy, quiero conquistarla. Quiero que vuelva a besarme y que vuelva a quererme. —Porque sí, me gustan las fiestas.
—Sí, claro —responde ella, se levanta y acomoda su falda—. Entonces si no me dirás el verdadero motivo —me quita las zapatillas de las manos—. Me llevo estas también.
Yo me levanto y las tomo de vuelta. —Soy un cliente, ¿no tienes que tratarme bien?
Ella las toma. —No eres un cliente, eres un criminal que rompió un espejo, espero te den nueve años de mala suerte.
Yo le quito una esta vez, la de la mano izquierda la sostuvo con más fuerza. —Son siete, ¿No sabes sobre tus propias reglas?
Entorna sus ojos y aprieta los dientes. —Sé sobre mis propias reglas —levanta la zapatilla—. Te verás genial usando solo una.
Raziel gira y se mueve hasta las escaleras, cuando va por la mitad me hace una seña para que yo siga con el resto de los zapatos. Miro la zapatilla y me rindo, la devuelvo con el resto y sigo con lo mío.
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PERDERSE CONTIGO
Teen FictionHarper es ese típico chico problemático, está enamorado de una de las populares y solo quiere pasarla bien con sus dos amigos. Raziel no tiene amigos porque no le interesa socializar, odia a todos (menos a Philip) y los rumores dicen que su mamá es...