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 RAZIEL:

—Bien, nos vemos —Harper pasa la mano por su cabello, despeinándolo.

Yo levanto mi mano. —No llegues tarde mañana o haré que te arresten.

Harper sonríe de lado, elevando su comisura izquierda. —Claro que lo harás, aquí estaré.

Voy a la puerta del frente y entro, el auto de Jay está en el frente. Cuando abro la puerta Jay me mira con el ceño fruncido justo en el momento que lleva un sándwich a su boca. — ¿Raziel? —igual lo muerde y pregunta mientras mastica.

—Hola —bostezo—. Iré a dormir.

Jay deja el sándwich en el plato y limpia su boca con el dorso de su mano. —No, espera, ¿Qué haces vestida así? —Rasca su cabeza—. Yo tenía que ir por ti, ¿Qué haces aquí? ¿Te hizo algo ese chico?

Sonrío. —Tranquilo Jay —vuelvo a bostezar—. Y no, todo bien solo... ya me había aburrido y me cambié hace un rato, solo pasé a la tienda para estar a solas... para escuchar música.

Jay sacude su mano. —Espera, espera, no entiendo nada —muerde su labio—. ¿Regresaste sola? Tenías que llamarme.

Me encojo de hombros y camino hacia las escaleras. —No, Harper me acompañó —le explico.

—Eso no me tranquiliza —Jay suelta—. Ese chico es raro, parece un delincuente honestamente.

Suelto una risa corta. —Jay, suenas como si fueras un adulto criticón.

Harper tiene una apariencia desarreglada y sí, supongo que parece un delincuente para los demás pero ahora comprendo que es solo su estilo. Hoy, con la ropa correcta y peinado de esa forma parecía un chico normal.

Voy a mi habitación, cierro la puerta y me dejo caer sobre la cama. Mi corazón me duele, mucho. Recuerdo a Phil besar a Lucy, como si fuera una película romántica. Como si ese fuera el final perfecto, dos chicos adolescentes atractivos besándose de tal forma que te hace envidiar lo que ellos tienen.

Pero yo solo envidio lo que Lucy tiene. Tiene a Phil, tiene el rostro de una chica linda que no necesita esforzarse, tiene el cuerpo de alguien que no se oculta con capas de ropa. Tiene todo lo que yo quiero tener.

No es justo que personas como ella tengan la vida perfecta. Lucy tiene un papá abogado y una mamá pediatra, su vida es cómoda y feliz. Sus publicaciones son todas llenas de comidas familiares, viajes y aventuras con su gran grupo de amigos y amigas.

Y ahora, tiene a Phil. Mi primer amor, mi único amor. El chico que me besó por primera vez, el chico que me cuidaba, quien me prometió quererme por siempre.

Mi teléfono se enciende y vibra contra el colchón, lo tomo y leo el nombre de Winny. Tomo una respiración antes de contestarle. — ¿Hola?

— ¡Al fin! —responde—. ¿Raziel, estás bien? Ya vi las publicaciones, ¿Cómo estás? ¿Dónde estás? ¿Jay irá por ti? ¿Sigues en la fiesta? ¿Por qué no contestabas?

—Hiciste muchas preguntas y no recuerdo las primeras —contesto mientras me reacomodo en la cama—. Estoy en casa, ¿Qué hay de ti?

— ¡Realmente lo lamento! Ese tonto auto de Beck, ya le he pedido que se consiga algo mejor, ¿Sabes cuantas veces le ha pasado algo similar? ¡Imagínate que estuviéramos en medio de una carretera vacía!

—Winny, tranquila.

Ella se queja. —Lo siento tanto Raziel, vi los videos de Phil besando a Lucy y ella no deja de publicar cosas sobre la fiesta, digo, ¿no le basta una? Debería bastarle una o dos, es como, ¡Ya nos dimos cuenta ahora sigue con tu vida!

PERDERSE CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora