Capítulo 7

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Ya estábamos en el avión, Nick no me había dirigido la palabra desde que nos vimos

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Ya estábamos en el avión, Nick no me había dirigido la palabra desde que nos vimos. Se veía molesto, tal vez por lo de ayer.
No quise molestarlo por lo que me quedé callada.

Ahora mismo estaba leyendo un libro, uno de mis favoritos. Y él parecía contar las ovejitas imaginarias que saltaban adelante de él.

Me sentía incómoda estar al lado de él y no escuchar alguna estupidez suya.

Justo en ese momento, la azafata apareció con algunas botanas.

Yo estaba para el lado de la ventana por lo que tuve que voltear hacia donde estaba Nick. Quién ni me vió de reojo, solo ignoró lo que hice.

—¿Qué les puedo servir? —nos pregunta.

—Unos piqueos por favor.

Digo sin más, y me los entrega. Su mirada se posa en Nick, estaba esperando una respuesta por parte suya .... Pero no decía nada.

Así que tuve que hablar por él.

—¿Tendrá nachos y guacamole para mí amigo?

Estaba vez si tuve una reacción y una mirada de él.

—Claro que si.

Me lo entregó a mi, y cuando estaba a punto de irse mencionó:

—Hacen linda pareja, aunque no quieran que nadie lo noté.

Quedé perpleja ante su comentario, y no pude evitar mirar el rostro de Nick. Había fruncido un poco el ceño, y miró en la dirección en el que la azafata de fue.

No creí que hacer eso haría que pensara que éramos pareja.
Ahora, nisiquiera sabía si Nick estaba molesto conmigo o no.

Vi que su rostro voltio a mirarme, nuestras miradas se cruzaron, no hubo palabra ... Solo silencio de ambos, su ceño fruncido se desvaneció y cambio por uno más relajado.

No pude resistirme, tenía que decirle algo ...

—Tus nachos y guacamole. —Dije débilmente, levantando un poco su comida.

Él miró de reojo la comida, pero su mirada se pozo rápidamente en mis ojos, como si intentará descifrarme.

Me sentía como aquella joven de 15 años que no podía aguantar esa mirada soñadora y esos ojos color celestial.

Pero d en momento a otro, su rostro se volvió a transformar, en uno frío y calculador.

—Me mentiste.

Dijo como último, y me arranco su comida de mis manos. Volvió a mirar al frente y a comer.

Me quedé atónita por lo que dijo.

¿Le mentí?

Oh, claro....

—¿En serio estás molesto por eso?

Estoy en jaque mateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora