Harry Potter y la Congregación de los Áspides

Capítulo 42

Ella estaba durmiendo

¿Era realmente posible dormir en este lugar, un lugar que solo existía en su mente? Quizás, quizás no, en todo caso disfrutaba de la calma y el sosiego.

Ella estaba descansando, descansando en sus brazos.

Augusta se sintió segura y amada en sus brazos. Argyle se había quedado por períodos más largos estos días, había estado con ella la mayor parte del tiempo. Tal vez sintió, como ella, que su tiempo estaba llegando a su fin. Pronto volverían a separarse, en los próximos años, tal vez incluso durante décadas. Lo extrañaría, pero saber que él estaba allí, esperándola en el más allá, lo haría más fácil de soportar. Y ella tenía deberes que aún la esperaban. En su mayoría deberes agradables y felices. Augusta estaba ansiosa por ver crecer a sus bisnietos. Y también tenía otros deberes, deberes más sangrientos que todavía la harían sonreír.

Augusta gruñó en sueños, un gruñido profundo y furioso que habría asustado a cualquier hombre sabio, pero que solo conjuró una sonrisa pensativa y satisfecha en el rostro de Argyle. Sabía con qué estaba soñando y también podía verlo: el cadáver ensangrentado, mutilado y destrozado de su 'querido viejo amigo' Albus. Tenía que hablar con ella sobre esto, cómo conseguirlo sin que ella muriera. Quería estar con ella, pero solo después de años de verla con los hijos de Neville, no después de un apresurado intento de venganza. No, Albus moriría y Augusta viviría.

"¿ Padre?"

¿Quién podría estar allí llamando padre a alguien? Augusta se preguntó en sueños, inquieta y luchando por despertar.

"¿ Padre?"

"¿ Sí, hijo mío?" Augusta escuchó la sonrisa en la voz de Argyle y por un momento se detuvo, suspirando felizmente, con lágrimas amenazando con correr por sus mejillas.

"¿ Dónde estoy? ¿Estoy muerto?"

" No, hijo, no lo estás. Solo estás en un sueño profundo. ¿Cómo puedes estar muerto si tu madre está aquí?"

"¿ Mamá?" No la había llamado mamá desde... desde... durante demasiado tiempo. Lentamente abrió los ojos a la vista más maravillosa, los ojos cariñosos de su hijo, realmente despierto y reconociéndola. "Mamá", la abrazó con todas sus fuerzas y ella le devolvió el abrazo.

Nunca más permitiría que nadie los separara.

Ahora solo les quedaba encontrar un camino de regreso, de regreso a Alice, Neville, Hermione y sus futuros bisnietos.

Y de vuelta a Albus.

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Un gruñido profundo la despertó de su sueño inquieto. Alice miró a su suegra, su mano nunca soltó su agarre alrededor de la de Frank. La cabeza de Augusta se movió dos veces y su expresión cambió, convirtiéndose en una mueca de enfado antes de calmarse de nuevo. Un suspiro se deslizó por su garganta, un suspiro feliz.

Ella va a volver , pensó Alice con los oídos llorosos. Los hechizos de seguimiento le habían informado durante días sobre el aumento de la actividad cerebral de ambos pacientes.

Pronto, mi amor, pronto , apretó su mano.

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Ministerio de Magia – Sala del Tribunal 22 – 29 de febrero – Viernes, temprano en la tarde

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Albus

Con un ligero terror en su corazón, Albus vio a un grupo de cuatro mujeres y dos hombres entrar a la sala del tribunal. Llevaban capuchas y velos para ocultar su identidad, pero sus túnicas eran inconfundibles. Había existido durante más de un siglo y sabía de estas túnicas. Los conocía desde hace décadas cuando habían sido aliados indomables y poco complacientes en la guerra contra Grindelwald; Albus se dio cuenta de que estaba metido en una mierda profunda. Había llegado un Coven de la Congregación, y no estaban aquí solo para observar. Si recordaba correctamente los colores de sus túnicas, uno de sus más altos líderes estaba incluso entre ellos.