Harry Potter y la Congregación de los Áspides

Capítulo 17

Hogwarts – Cámara de los Secretos – 18 de septiembre – Lunes por la noche

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"Señorita Pinegrew, ¿sería tan amable de concentrarse más en esta lección y menos en sus sueños?" Brychan Camwy miró a la chica. Le gustaban bastante los cuatro adolescentes y estaba feliz de tener a Susan allí también, pero a veces deseaba volver a los tiempos descuidados en Roma.

Con un encogimiento de hombros, Daphne dejó su lugar sentado en el borde del área de entrenamiento y se unió a sus amigos. Realmente había estado soñando demasiado despierta, pensando en Ciddy. La pequeña elfina doméstica había estado preocupada esta mañana, las manchas en su rostro generalmente sonriente hablaban de las lágrimas que había perdido la noche anterior. El motivo había sido una pesadilla y, aunque Ciddy no estaba dispuesta a hablar al respecto, Daphne estaba segura de que se trataba de nuevo de Mandy, su difunta sobrina. Solo después de media hora de acurrucarse y compartir una gran taza de chocolate caliente, Ciddy se calmó lo suficiente como para permitir que Daphne se fuera a sus lecciones. "Y todavía hay tontos por ahí incapaces de comprender que los elfos domésticos también tienen sentimientos".

Con una sonrisa forzada, Daphne asintió con la cabeza a Brychan Camwy para continuar con su lección. Siendo la única entre los adolescentes que ya había aprendido el nuevo hechizo, permitió que su mente divagara nuevamente; su rostro se educó lo suficiente como para mostrarle a su maestra una profunda concentración solamente. Era lo suficientemente convincente como para que al menos pudiera pretender creerlo.

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" Ana tiene mucho más que hacer en este momento", les había explicado Roxanne. "Sin embargo, ella me dijo que Bry es más que capaz de enseñarte. Aparentemente es muy bueno peleando, protegiendo y esas cosas".

Harry se encogió de hombros: "Eso era de esperar. ¿Por qué otra razón obtendría su nuevo puesto al lado de Mrs. Bones?" Nunca había creído que Brychan Camwy fuera solo una simple secretaria. Sus ojos lo traicionaron, los ojos de la 'vigilancia constante'. Moody estaría orgulloso.

"¿ Quizás por su buena apariencia?" Daphne intentó otra respuesta, ganándose una mirada de su novio.

" ¿Ya estás comiéndote con los hombres mayores, Daphne? ¿Debería preocuparme?"

Daphne sonrió dulcemente: "No si tengo una cita decente en nuestra próxima visita a Hogsmeade. Ya sabes: flores, cena a la luz de las velas y tal vez una poesía sobre mí".

Harry le devolvió la sonrisa, sus ojos brillando con picardía: "Oh, no sé. Con una novia tan exigente, tal vez debería buscar otra".

" Como si cualquier otra chica estuviera dispuesta y fuera capaz de soportar tu testarudez por más de un día", hizo un puchero Daphne.

" Lo haría", bromeó Luna, solo diciendo lo que algunas de las otras chicas presentes pensaron pero no se atrevieron a decir al alcance del oído de Daphne. Harry realmente había cambiado; mostrando su preparación física.

" De ninguna manera", gruñó Daphne peligrosamente y puso el brazo de Harry alrededor de su cintura, olvidando sus antiguas demandas. "Este chico me pertenece".

Realmente podría haber vivido sin la amplia sonrisa que no abandonó el rostro de Harry durante horas.

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Debido a esto se habían reunido en la Cámara de los Secretos para continuar con su entrenamiento. Era una de las pocas habitaciones en los terrenos de Hogwarts que les permitía algo de espacio para pelear, estaba oculta de Percy y sus aduladores, y era lo suficientemente sólida como para soportar algunos percances sin que Filch sufriera un derrame cerebral. No es que a Harry se le hubiera escapado una lágrima por tal incidente. Había abierto la entrada secreta y la volvió a cerrar detrás de ellos; estaba feliz de que los Goblins hubieran despejado la habitación la primavera pasada y que ahora sabía sobre el comando de pársel de 'escaleras'.