Harry Potter y la Congregación de los Áspides

Capítulo 48

Callejón diagón

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La gente estaba celebrando por todo el Callejón Diagon, otra vez. Esta vez, sin embargo, estaban hilarantemente felices. En cada esquina había grupitos de gente bebiendo y discutiendo el fin de la guerra, y más de una vez el anciano había logrado evadir a alguien bailando tontamente en la calle. El nombre de Harry Potter estaba en boca de todos, pero también los nombres de sus tres amigos.

"Un Longbottom estaba naturalmente a su lado. Recuerdo lo cerca que estaba el padre de Potter de Frank Longbottom. Son una gran familia, esos Longbottom. ¿Y te enteraste? Sus padres están despiertos de nuevo, ambos".

El anciano se estremeció al pasar. Frank Longbottom despierto era una mala noticia, especialmente si Augusta también estaba en camino de recuperarse como decían los rumores.

"Y esa chica... esta chica Granger... nunca pensé que hablaría así sobre una nacida de muggles, pero parece estar bien. Buena adición a los Longbottom, te lo aseguro".

"Sí, todas las chicas odiadas por Skeeter como esta no pueden ser tan malas", respondió su compañero de conversación con una sonrisa. En realidad, Skeeter había sido el único que había escrito sobre Potter, y especialmente Granger, sin hablar muy bien de ellos. Era solo un clavo más en su ataúd e incluso tuvo que publicar sus tonterías en algún oscuro periódico más pequeño, ya que ni siquiera el Profeta estaba dispuesto a imprimirlas más.

"Sabes", dijo arrastrando las palabras una anciana bebiendo de su jerez. "Nunca pensé mucho en esas serpientes. Oh no, señor, todas son malas noticias, pero esta chica Pinegrew tal vez sea una excepción. Peleó con Potter, dicen. Tal vez haya algunas ovejas blancas entre ellos. Tal vez debería invitar a algunos Slytherins a mi próximo baile de Año Nuevo, ¿qué te parece?

Rápidamente, tan rápido como su cuerpo lo permitía y los dos Aurores que lo seguían todo el tiempo, se alejó. No tenía ganas de saber más sobre esta traición. Los Slytherins eran el grupo de desechos de los magos. En su opinión, solo se les permitía quedarse en Hogwarts para ser supervisados ​​adecuadamente a medida que se volvían malvados. Era imperdonable que la perra de Pinegrew intentara cambiar esa visión realista. ¿Por qué no pudo morir en la batalla?

Al principio se había sentido feliz por el permiso para salir de su casa. Quería aprovechar la oportunidad para comprar algunas cosas que necesitaba desesperadamente: algunos cofres de caramelos de limón y dos docenas de botellas de coñac, solo con fines médicos, tal vez también algunos libros. Era la primera vez que Amelia le permitía salir de la prisión, con escolta, naturalmente. Lentamente, sin embargo, tuvo la impresión de que había sido su plan desde el principio arruinar incluso esta pequeña excursión, mostrarle cuánto había cambiado y que ya no lo necesitaban.

Sí, Potter y sus amigos estaban en boca de todos. Sin embargo, un nombre que no escuchó: el suyo propio, el nombre de Albus Dumbledore.

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Ministerio de Magia – DMLE

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"¿Todavía no hay señales de ellos?"

"No, nada hasta ahora".

La respuesta de Kingsley no fue bienvenida en lo más mínimo. Mientras la gente en las calles celebraba y se esforzaba por ahogar sus cerebros con alcohol, sus hombres habían estado trabajando duro para atrapar a los mortífagos que se les escurrían con éxito entre los dedos. A pesar de la derrota de Voldemort, las grandes pérdidas entre los Mortífagos, e incluso un buen número de miembros del Inner Circle incluidos en la lista de bajas, todavía había una cantidad de criminales extremadamente peligrosos huyendo. Por lo menos, Harry y sus amigos merecían estar a salvo de las repercusiones. Sus nombres eran ampliamente conocidos y no era descabellado suponer que más de un Mortífago tenía sueños húmedos de venganza.