Capítulo 2

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Casa refugio, localización desconocida, Australia

Fleur y Bill pasaban el rato en la playa acaramelados mientras Hermione y Ginny les observaban desde el porche. Estaban en silencio escuchando el mecer de las olas tomando un café.

- Agradezco que me hayas acompañado, Ginny. Sobretodo con la situación familiar que tenéis ahora mismo.

- No seas tonta, claro que iba a venir. Además que tenía que ver cómo está Bill después de... Bueno, mamá está como loca porque no puede dividirse y necesita que estemos todos bajo su ala como la mamá gallina que ya sabes que es.

Se hizo silencio otra vez.

- No estoy segura de poder quitar el hechizo -susurró Hermione temblando -tengo miedo de no poder quitarlo y que mis padres no me recuerden jamás. Será como si yo no hubiera existido,que es lo que quería durante la guerra,pero no quiero que mis padres sigan ignorantes sobre mí. Quiero que mi madre recuerde llevarme a pescar al río mientras mi padre y mi abuelo preparaban el asador y mi abuela ponía la mesa del jardín. Quiero que mi padre recuerde las salidas padre-hija que teníamos todos los jueves y cómo me cantaba antes de dormir. Quiero que recuerden quién soy y lo que significan para mí.

Ginny la miró con los ojos brillantes:

- Eres Hermione Granger, la bruja más brillante de tu edad y la mejor que sinceramente he conocido. Avanzada en todos los campos de la magia y pociones. La más inteligente en pisar Hogwarts en décadas. Claro que puedes, si hay alguien capaz de hacerlo,esa eres tú. Encontrarás una solución, siempre lo haces.

Le dio un abrazo y le dijo que confiaba en ella. Hermione respiró cogiendo confianza en sí misma y se apareció en los alrededores de la casa que habían alquilado en el hechizo que les puso Hermione. Les había hecho creer que visitar indefinidamente Australia era su sueño. Con un rápido encantamiento se cambió la ropa a una de correr.

Música alegre salía del jardín trasero mezclada con risas. Se encaminó hacia allí vacilante,un mezcla de ternura y tristeza luchaba por ocupar su corazón al ver a sus padres bailando y riendo. Su madre riendo por las tonterías de su marido la envió un flash de un hombre con el pelo rubio rodeando con un brazo la cintura de una mujer con un pelo rizado imposible riendo y bailando. Tan pronto como vino la visión, se fue

Pensó en una excusa para lograr que sus padres la dejaran entrar en la casa para tener mayor discreción y privacidad para deshacerse del hechizo.

- Buenas tardes - saludó Hermione sonriente- me pregunto si no les importaría darme un vaso de agua, por favor. Estaba corriendo y me he acercado a la puerta pero he oído voces de atrás. Espero que no les moleste.

- Ay niña, ningún problema - dijo su madre acercándose y conduciéndola a la casa entrelazando su brazo con el de su hija.- Qué educada eres, adorable. Tienes acento de casa, ¿cómo es que una chica británica tan joven está por aquí en la otra punta del mundo?

- Claro que no hay problema ninguno, hija.- contestó su padre amable abriendo la puerta.

Le sirvieron un vaso de agua y otro de té con unos trocitos de fruta. Aquello la hizo sonreír, sus padres aunque no la recordaran, en ese momento se comportaban como siempre: haciendo que comiese fruta después de hacer deporte.
Mantuvieron una charla educada y entusiasta en la que Hermione aprovechó para sacar su varita de la riñonera (hechizada como su bolsito para tener más espacio). Cuando ambos se dieron la vuelta, salieron chispas doradas de la punta de la varita mientras susurraba varios contrahechizos.
Las risas causadas por un chiste de parte del señor Granger cedieron de repente.

- Hola mamá,hola papá -dijo Hermione llorosa.

Los señores Granger se dieron la vuelta y la abrazaron, estrechando entre sus brazos a su niña llorando. Varias horas después,los ojos de los tres componentes de la familia Granger seguían con los ojos rojos aunque ya más calmados. Tras haberle echado la bronca, seguían dando abrazos de repente.
Su padre estaba más callado de los normal y Hermione se acercó a él cuando su madre subió a hacer las maletas para volver a Inglaterra con ella desde el refugio y retomar su vida de nuevo.

- Papá, ¿te pasa algo?

- No nos hubiéramos enterado,Mione. Si tú hubieras muerto. - se le quebró la voz- No habríamos sabido nada. No te recordaríamos. No sabría cómo se siente que pongan mi vida entera en mis brazos y me digan "Enhorabuena papá,ha pesado 3 kilos y 200 gramos".
"No sabría lo que es sacarte a rastras de una librería, ni cómo tuerces la nariz igual que tu madre cuando algo no está saliendo como tú quieres. No sabría lo que te gustaba de pequeña hacer burbujas en el baño ni lo suaves que son los rizos que heredaste de mí. No sabría lo que se siente cuando lo más grande e importante de mi vida me llamó papá por primera vez con esa sonrisa desdentada."

Su padre estaba llorando, realmente afectado. Hermione no sabía qué hacer, era la primera vez que veía a su padre tan emocionado y terrado por la idea de perderla. Su única hija podría haber muerto y él no haberlo sabido nunca. Le abrazó y estuvieron así un buen rato,abrazdos en el sofá como cuando era pequeña y tenía pesadillas. Fue de esta manera que Jane Henrietta Granger encontró a su marido Hermes Julius Granger cuando fue a pedirle que cerrase las maletas.
Aún recordaba cuando Jane Henrietta Allister pasó a ser J.H Granger al casarse con Hermes Julius Granger y el momento en que se enteraron de que iban a ser padres.  Jugaron con el nombre de su hija poniendo el femenino del nombre de su esposo y el suyo como segundo nombre, creando a Hermione Jane Granger,la niña de papá que estaba acurrucada ahora con él mientras le acariciaba el pelo.

- Prométenos - le dijo su padre- que nunca volverás a hacer algo así. Si estás preocupada por nosotros respecto a algo del mundo mágico, nos lo dices y nos escondemos donde sea necesario. Pero nunca vuelvas a borrarte de nuestras vidas.

- Lo prometo papi. -entrelazaron el meñique.

- Me vais a hacer llorar de nuevo- fue a abrazarles su madre.

Rato después, las maletas estaban encogidas dentro del bolso de Hermione y todo preparado para salir. Miró a sus padres,a los que había advertido ya de los peligros de la aparición conjunta.

- Una mano cada uno en un hombro y sujetaos fuerte. ¿Listos?- asintieron y Hermione sacó la varita- Volvemos a casa.

Las perlas de OuruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora