Prólogo

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"Prólogo"

Sangre.

Eso es lo único que goteaba del cuchillo que tenía en mis manos. Estaba nevando con fuerza los copos de nieve flotaban rápidamente desde las nubes, pasaban los árboles y seguían cayendo hasta morir en el suelo junto a los demás copos, haciendo que el piso que en el pasado era de un color verde, se tornara blanco, y los árboles que antes gozaban de hermosas hojas ahora también eran parte del ambiente, todo estaba de el mismo color. era tan monocromático, tan perfecto. Pero nada de eso me interesaba

Lo que me importaba, era aquel cuerpo del chico que amaba tirado en el suelo con un charco de sangre sobre la nieve.

El no soltaba nada más que gemidos de dolor, pero no importaba cuánto gritara o se quejara, su destino era el mismo, una muerte.

Me hubiese gustado que las cosas no acabarán de esa manera, todo pudo haber sido distinto, pero ambos teníamos un destino diferente.

Me acerqué lentamente hacia el y moví mi mano izquierda en dónde tenía el cuchillo con el que antes le había apuñalado unas cuantas veces en el abdomen.

Me agache un poco y coloque el cuchillo en su cuello, estaba completamente dispuesta a poner fin a lo que quedaba de su moribunda vida. Iba a terminar con el y con nuestra relación allí.

Sin dudarlo más, corte el cuello del chico, sangre comenzaba a derramarse rápidamente, mis manos cubiertas con su sangre, lo hice, había asesinado al amor de mi vida.. ¿Pero a quien mate en verdad, a él o a mi? al ver su cuerpo cayendo al suelo inerte no solo estaba viendo a mi mundo entero morir, si no que una parte de mi también lo hizo, su cuerpo seguía desangrándose en el suelo haciendo que la nieve se tornara de un color rojizo. Y sin más nada que hacer allí solo me aleje caminando lentamente,

—Pudimos haberlo tenido todo.

Murmure para mi misma, con dolor en mi pecho, volteo una última vez y observo fijamente los rasgos físicos del chico.

Rostro definido, estaba pálido por la perdida de sangre que tuvo antes de morir, su cabello negro se pegaba a su rostro, los copos de nieve caían sobre el, y en el resto de su cuerpo, sus ojos cafés estaban perdidos en el limbo. Poco a poco perdiendo su color y su brillo.

Un brillo que antes me alegraban cada mañana.

Mire el cuchillo en mi mano izquierda y me giré dispuesta a irme, una pequeña lagrima salia por mi ojo derecho, pero con mis dedos me la quite rápido, no pensaba, ni iba a derramar lágrimas por el. O por nadie nunca mas.

Quizas si lo veía de una manera diferente haria de su muerte menos dolorosa.

Di unos pasos dejando mis pisadas en la nieve y me detuvo para mirar por encima de mi hombro el cuerpo el cual ya estaba empezando a cubrirse completamente de nieve por los copos de nieve que aun caían del cielo.

Murmure antes de irme.

—Estábamos tan cerca de las estrellas.

"Estábamos tan cerca de las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora