Capitulo tres

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¿Como era posible ver a alguien observando fijamente tu ventana en plena madrugada?

No sé cómo es posible, pero cerré los ojos un momento y menee mi cabeza de un lado a otro por unos segundos, cuando abrí los ojos y vi en dónde había visto aquel hombre con sudadera, pero ya no estaba. Me levanté y pegue un poco mi mejilla en el cristal de la ventana para ver por los alrededores, pero no ví nada fuera de la normal.

¿Acaso estoy alucinando?

¡¿Que mierda les estaban poniendo a esas pastillas?!

Suspiré con frustración y solo me alejé de la ventana para regresar a mi colchón.

Ya debía de planear algo para poder salir de este lugar, me estoy volviendo cada día más loca.

Me deje caer en el colchón, se me hacía más fácil hacer eso, ya que me habían apretado más la camisa de fuerza y comenzaba a lastimarme.

Me moví y recosté mi espalda de la pared para luego cerrar lentamente los ojos.

No pase tanto tiempo despierta, enseguida volví a caer en un sueño profundo.

Y cuando me di de cuenta, estaba en otro sueño.

—¿Me amas, Miller?

Era un Lucas con su cabello rubio plateado.

Te amo demasiado, Jones.

Sonreí con alegría y amor.

Tu eres tan especial como las rosas.

Me observo y agarro mi mano con la suya.

—¿En serio?

Observé nuestras manos juntas y luego sus labios, en dónde estaba un piercing en el lado izquierdo de su labio inferior, todo era tan lindo.

Solo éramos nosotros dos y las estrellas.

—Si, siempre serás la chica de mis sueños.

No pude evitar tener una sonrisa de oreja a oreja y solo le dí un beso en la mejilla al chico.

Lucas, posó sus manos sobre mi cintura y me mantuvo allí cerca de el. Cerró lentamente sus ojos y estampó sus labios contra los míos en un cálido beso.

Nuestros labios se movían con una calidez que nunca pude descifrar, sentía como el pequeño metal que tenía Lucas en el labio pasaba por los míos.

Justo allí me desperté con gotas de sudor acumulado en mi frente y John abriendo la puerta, era hora de mi desayuno, me dejaban desayunar en la cafetería, eso era algo bueno.

—¡Es hora de despertar, Miller!

Parece que alguien había despertado con muy mal carácter está mañana.

—¡No estoy a kilómetros, Smith!

respondí de mala gana y me levanté con lentitud, solo para joder un rato, sabía que eso le iba a molestar.

—La próxima vez, espero que seas más rápida al levantarte.

Lo he conseguido.

—Solo quítame está porquería para irme a dar un baño y luego desayunar.

—No soy tu sirviente, el que da las órdenes soy yo.

Me miró de mala gana y me aflojó la camisa de fuerza, lo suficiente como para que yo misma pudiera quitarme está de encima.

—Vamos para que te des un baño.

Y así como dijo, John me llevo a las duchas de las chicas, no era un secreto que no tenía amigas acá y que probablemente le caía mal a todas, pero la ducha era uno de los únicos lugares que John me tenía que dejar sola y podía estar sin la camisa de fuerza.

"Estábamos tan cerca de las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora