Enemigos bajo el mismo techo

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—Ya —siseó Tk rodando los ojos. —Luego no digas que no te lo advertí —dijo antes de señalar hacía el frente.

Matt dirigió su vista hacía donde apuntaba el dedo acusador de su hermano y se quedó estático. Ahí delante del edificio se encontraba Joe vestido de manera demasiado formal y con dos boletos en la mano, mientras hablaba como si repasara un discurso.

Tk tuvo escasos dos segundos para observar el cambio en el rostro de su hermano, uno más para levantar las manos e intentar frenarlo de que hiciera o dijera algo de lo que se arrepentiría, y fue demasiado tarde porque para ese entonces Matt ya se encontraba parado frente al médico con una cara de asesino en serie.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sin ceremonias.

—¡Oh! ¡Matt! No esperaba verte —dijo sorprendido y nervioso ante la mirada del rubio. Siendo ahora casi adultos Yamato era ligeramente más grande en estatura y para vergüenza del galeno en masa corporal. No por nada había aprobado el examen para inscribirse en el programa espacial, pronto sería un astronauta no sólo por inteligencia sino también por su físico.

Joe rio ansioso mirando hacía la puerta, como buscando llegar a ella antes de morir atravesado por aquellos ojos azules.

—Pues veras, ayer uno de mis pacientes me regalo dos boletos como agradecimiento y bueno, creí que quizás Tai...

—¿Por qué Tai? —cuestionó con todo su autocontrol.

—Matt, deja a Joe en paz, no vez que está nervioso por la respuesta de Tai, y tu no estas ayudando. —Tk intentó intervenir, no fuera y Joe saliera despavorido. Era la primera vez que veía a su hermano actuar de aquella forma tan feroz, casi podía jurar que mostraría los dientes y gruñiría en cualquier momento.

—Pues porque él me había dicho que...

—Hola Joe —saludo Tai apareciendo por la puerta principal del edificio departamental. —¡Matt! Vaya, no tardaste nada. ¿Tk? No sabía que vendrías.

Y llegó la mañana en discordia, pensó Tk rodando los ojos. —Pues ya vez. ¿Está Kari? —preguntó ansioso de dejar atrás esa situación tan tensa.

—Sí. De hecho, está arriba con Willis, creo que van a salir. Ese chico nunca deja de sorprenderme, mira que viajar desde USA para...

—Dijiste ¿Willis? —y Tk sintió la misma furia que seguramente estaba carcomiendo a su hermano.

—Tai —llamó un joven pelinegro que alegremente y con la mano en alto anunciaba su llegada, solo para después casi atragantarse con lo que sea que fuera a decir al notar como Yamato se interponía entre el mencionado y él.

—Hola Keiichi. Llegas tarde —contestó como si nada Tai asomando levemente desde atrás del rubio.

—Lo siento, el tren tuvo un percance —rumió en voz baja el recién llegado mientras repasaba con la mirada a los cuatro jóvenes que lo miraban con diferentes emociones.

—¡Oh! Joe, ¿necesitaba algo? ¿Venias con Matt? —y Tai sonrió exclusivamente para el futuro médico, hubiera deseado atenderlo a parte, pues Joe no había cambiado tanto en estos años y se ponía muy nervioso bajo presión.

Joe miró a todos los presentes sintiéndose intimidado. A este paso se desmayaría de la presión antes de siquiera pronunciar una sola palabra. Taichi suavizo su mirada, si conocía bien a su amigo y él se jactaba de que los conocía a todos, entonces Joe no hablaría hasta estar a solas con él.

—Vamos arriba —indicó Taichi con una deslumbrante sonrisa dirigiéndose al ascensor, los tres le siguieron obedientemente para verlo pulsar el botón y la cabina no tardo en abrirse. Una vez dentro reanudo la conversación. —Keiichi, ya tengo preparadas las libretas que me pediste. ¿Estás seguro de que no necesitas los libros?

Cosa de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora