Earth-1004

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—¡Vete!

La voz de Joshua fue lo último que Jeonghan escuchó antes de cruzar el portal. De pronto, todo su cuerpo se estremeció. Un dolor indescriptible invadió cada célula de su ser, y después todo se fue a negro.

Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo de una habitación desconocida. Un ventilador giraba lentamente junto a la ampolleta encendida. Observó a su alrededor. Definitivamente no conocía ese cuarto. En ese momento algo llamó su atención, o más bien, alguien. Una figura lo observaba desde un costado. Su silueta le era enormemente familiar. Pero no, no era posible.

—¿Seung...cheol? —murmuró.

De pronto, recordó lo del Acelerador de Kingpin y lo que había sucedido en su mundo. Se sentó en la cama de un salto e intentó incorporarse. Fue ahí que notó que sus manos y pies estaban atadas con tela de araña.

—¡No te muevas! —oyó.

Giró la cabeza, impactado, y al ver su rostro, sintió enormes deseos de llorar. Era él.

—Seungcheol... —volvió a murmurar.

La reacción del otro chico no fue tan emotiva, al menos no de forma positiva, porque al ver que el extraño se incorporaba, se puso en alerta de inmediato.

—¡¿Quién eres?! —exclamó Seungcheol —¡¿Qué quieres?! ¡¿Por qué sabes mi nombre?!

Era cierto. Si bien tenían el mismo rostro, este chico no era el Choi Seungcheol que conoció mucho tiempo atrás, en su propio universo. Jeonghan inspiró profundamente, intentando calmar sus sentimientos para concentrarse en su misión.

—¿Dónde estoy? —preguntó.

—¡Responde la pregunta! —exclamó Seungcheol —¡¿Quién eres?!

—Responderé todas tus dudas—dijo Jeonghan —, pero necesito saber dónde estoy.

—Nueva York —respondió Seungcheol, sin bajar la guardia.

—¿En qué parte de Nueva York exactamente?

Seungcheol dudó por un segundo.

—69th Road, en Forest Hills, Queens —dijo finalmente.

Jeonghan suspiró, aliviado.

—Es el lugar correcto —murmuró.

Lo lograste, Josh.

—¡¿Quién eres?! —insistió Seungcheol.

—Mi nombre es Jeonghan —dijo el chico —. Vengo de otro universo para detener la invasión que está a punto de acabar con tu mundo.

Seungcheol lo observó, como si no hubiera entendido palabras de lo que el extraño decía.

—¿Qué...? —balbuceó, confundido.

—Lo que oíste —dijo Jeonghan —. Vengo de otro universo para salvar este de la destrucción.

Seungcheol lo miró, aun más confundido que antes.

—Sé que suena a locura, pero necesito que me creas ¡Tu mundo depende de eso y no tenemos mucho tiempo! 

Seungcheol no se movió de su puesto, y tampoco cambió la expresión en su rostro. Jeonghan chistó.

—Eres igual de terco —murmuró Jeonghan —. Supongo que no podía ser tan sencillo...

Jeonghan suspiró de nuevo. Tiró de los hilos que sujetaban sus muñecas y pies, y estas se rompieron como si fueran una hoja de papel. Inmediatamente Seungcheol reaccionó y atacó con una nueva telaraña, pero no fue lo suficientemente rápido. Jeonghan saltó hacia el techo del cuarto, y lanzó sus propias telarañas, que arrastraron a Seungcheol hasta la pared contigua, dejándolo pegado igual que una mosca atrapada en una red. Seungcheol intentó liberarse, más fue imposible.

Amazing Spiderman: La Invasión de los AmsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora