Tras el primer amanecer del mundo, las Diosas formaron la
tierra y dieron paso al infinito oceano. Navilia, la Diosa de la luz,
trajo consigo el nacimiento de la raza humana. Celosa por la
creación de su hermana, Dakrilia, la Diosa de la oscurida...
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Halver Halah (Actualidad)
Ocupación: Bardo
Árima: Viento.
(Año 740 tras la invasión Dakral)
La sala estaba llena, como de costumbre. Decir que era un público variado, verdaderamente no le hacía justicia. Habían granjeros, carpinteros, veteranos de la vanguardia, viejos, jóvenes... de todo un poco. Bueno, supongo que sin importar que tan diferentes fueran sus edades o profesiones... todos compartían un mismo gusto por este tipo de cosas. Ya casi era mi turno de salir, podía ver al cantinero preparándose para presentar mi acto. Era una taberna muy transitada, tanto por los locales como por aventureros. El lugar ideal para mí, sin duda. En mi mochila tenía algunos libros, llenos de inicio a fin con mis más recientes creaciones. Sobre mis manos, una pequeña mandora de madera. En estos últimos 10 años, rubros como la carpintería, construcción y creación de utilidades habían avanzado bastante. No solo con cosas primordiales para la vida, claro está. Estas épocas de paz nos habían dado el lujo de extendernos en otro tipo de áreas, como la del entretenimiento. No era tan común como una espada, claro está, pero ver a un joven aventurero con una mandora... ya no era tan descabellado. Finalmente, aquel viejo cantinero subió al escenario, aclarando su garganta frente al micrófono.
—Damas y caballeros, bienvenidos a la taberna Zeppelin. Esta noche, quiero presentarles un acto muy especial. Alguien que intenta revivir una alegría perdida en este mundo... la de la música. Un fuerte aplauso para el Bardo: ¡Halver Halah!
Con esto, entré al escenario. Todos los ojos se clavaban en mí, como flechas. En algún momento, hace mucho, eso me había causado gran pánico y terror. Ahora... mojé mis labios, afiné mi mandora... y di inicio al espectáculo. Sí, esa era la vida que había elegido... la vida que era para mí.
—Esta la llamo: "Leyenda y renacimiento" —Dije, orgulloso. —Que la disfruten.
Hombre de luz, mujer de tinieblas.
¿Qué pueden hacer solo los dos?
Hombre de luz, mujer de tinieblas.
¿Qué pueden hacer ante un Dios?
Entre luz y tinieblas, salieron los dos.
Una lanza y un hacha, contra un dios feroz.
Esperanza y valor, en sus almas genuinas.
Hombros que cargan el peso... de un mundo en ruinas
