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Al final se nos hizo tarde por lo que Lando y yo fuimos directamente a su casa.
Estaba demasiado nerviosa. Mis manos temblaron cuando intenté tocar el timbre pero Lando me detuvo.

- Gabs, amor, va a estar todo bien, ¿si?- dejó un beso y abrió la puerta con su llave.

Por supuesto.

- ¡Mamá, llegamos!- gritó Lando desde la entrada. Me dediqué a mirar la casa en la que había estado por tantos años. Todo seguía exactamente igual, solo habían cambiado las fotos de un par de los cuadros de la pared pero la foto mía con Lando seguía en el mismo lugar.

Un escalofrio me recorrió cuando escuché pasos apresurados acercandose.

- ¿Mi cabello se ve bien?- pude escuchar como le preguntaba Cisca supongo que a Adam. Ambos aparecieron por el umbral de la puerta y se quedaron ahí sin hacer ni un solo movimiento.

- Hola- musité.

- Hola- respondió Cisca con una sonrisa formándose en su rostro.

- Hola- dijo Adam.

- Hola- rompió el hielo Lando con un tono más animado. Se acercó a saludar a sus padres y luego me atrajo hacia ellos para que lo hiciera también. Por primera vez en años, miro a Cisca a los ojos.

- Estás tan grande, hija- me susurra Cisca al oído mientras me abraza. Adam se nos une al abrazo y siento como suena un sollozo.

- No vuelvas a irte así, Gaby. Nos tenías muy preocupados.

Cuando todo el momento emotivo terminó, dejamos que la cena trascurra tranquila.
Les conté sobre mi vida en Barcelona, lo que había sido de mi estos últimos años y cómo me reencontré con los chicos.
Claro está obviando el hecho de que en Barcelona me fue horrible y que me estoy acostando con Lando de nuevo. Detalles que no vienen al caso.

Ya habían pasado unas 3 horas desde que llegué a la casa de Lando y no podía estar pasándola mejor.
Cisca y yo habíamos decidido salir al patio a tomar té mientras que los otros dos hablaban algo del auto de Lando.

- Estás tan distinta, Gaby. Tan adulta- ella aún no podía creer que yo estuviera aquí- Ya sé que te lo dije por teléfono pero quiero que quede claro que ni Adam ni yo estamos enojados.

- Lo sé...

- ¿Cómo se siente volver aquí?- preguntó pasando su brazo por mis hombros.

Algo que nunca voy a entender es la cantidad de amor maternal que Cisca me ha mostrado toda mi vida.
Mi madre no fue la mejor, no voy a mentirles, pero Cisca no tenía ninguna obligación para conmigo y aún así me ama como su hija.

- Es extraño. Intento no pensar en lo que pasó aquí, ya sabes...

- En algún momento deberás enfrentarte al hecho de que ella ya no está aquí, linda. No puedes solo ignorarlo.

- ¿Y qué me queda si no lo hago? Nada. No me queda nada de mi mamá y sé que ella no fue ejemplar ni la mejor mamá del mundo pero el último tiempo lo estaba intentando y luego solo murió de un día para otro.

- Es difícil aceptar la aleatoriedad de la vida y la muerte pero debes aprender a vivir con eso.

Aprender a vivir con eso.
¿Cómo puede una persona lidiar con el hecho de que un segundo está aquí y al otro no?

Después de un rato, Adam y Lando se unen a nosotras. La noche estaba hermosa por lo que queríamos aprovecharla.
Cuando no lo notan, miro a mi alrededor y una felicidad inmensa crece en mi pecho.
En ocasiones, volver a los lugares donde hemos sido felices es lo único que sé necesita para que los puntos de sutura permanezcan inmóviles sobre las heridas abiertas.

No hay más que hablar | ʟᴀɴᴅᴏ ɴᴏʀʀɪꜱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora