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Al otro día, luego de la carrera, Lando pasa por mi justo como lo acordamos. Tenía un pantalón de vestir y un suéter por el que se venían las solapas de la camisa que llevaba de bajo. Por mi parte opté por un vestido negro corto y unas botas con taco.

El viaje hasta el restaurante fue entretenido. Lando y yo teníamos mucho de lo que hablar luego de la carrera. George tuvo un accidente pero por suerte a Alex y Lan les fue dentro de todo bien.
En menos de diez minutos, llegamos— Es ese. — Dijo, mientras maniobraba el auto.

Claramente era un lugar elegante. No pude evitar sentirme fuera de lugar, ¿estaba bien mi ropa? ¿mi pelo? ¿mi... todo?

Lando me llamó por mi nombre haciendo que volteara vista del restaurante para mirarlo, tenía el ceño fruncido y puso una mano en mi rodilla, acariciándome. - Estás perfecta.

Bajamos del auto y él me puso una mano detrás de la espalda cariñosamente mientras caminabamos causandome escalofríos, lo miré, me miró, y me dejó un beso en la comisura del labio.

No necesitó ni decir su nombre porque todos en el lugar lo conocían; me agarré de su brazo un tanto intimidada por todos los ojos encima de nosotros. El mesero nos guío a una mesa que estaba prácticamente en el centro de todos, y nos sentamos en silencio.

- Bueno... a ver qué podemos pedir... — agarramos cada uno una carta con cara de desconfianza.

Miré el nombre de los platos con la cara tan contorsionada que sentí como se me arrugaba. No se entendía nada.

Levanté la cabeza detrás del cartón solo para encontrar que Lando ya me estaba mirando y los dos nos reímos en voz baja, él bajó el menú y me miro, suspirando.

- Yo también me quiero ir. — Murmuró, y solté una carcajada pero cuando se levantó se me borró la sonrisa.

-¿Qué haces, Lando? No te levantes. — Lo agarré de la mano, tironeando avergonzada mientras todos nos miraban, disimuladamente, pero nos miraban.

- Vamos al McDonald's, no estamos relajados aquí. - Me sonrió y no le pude decir que no, así que me levanté y le agarré la mano, caminando rápido fuera del restaurante.

Paramos en la puerta y nos miraron fijo y agitados, Lan fue el primero en empezar a reírse y lo seguí, mientras caminábamos al auto para pasar por el AutoMac que estaba en frente.

- Esto es mucho mejor que cualquier cena en algún restaurante lujoso.

- Definitivamente- Puso el auto en marcha y volvió a hablarme- Tú come tranquila pero hay otra cosa que quiero mostrarte por aquí.

Seguí comiendo y bailando al ritmo de algún CD que estaba puesto en el auto de Lando hasta que veo dónde estaciona.

Museo del Louvre.

- Recordé lo que dijiste sobre tu obra favorita en exposición y moví algunos hilos, ya sabes- comenzó a divagar.

- El Louvre no abre hasta mañana a las 8.

- Es que... en realidad- se puso más nervioso intentando explicar- Hice que lo cierren para ti.

- ¿Qué?

- Sé lo emocionada que estás por ver esa pintura, Gaby, y no tengo idea porqué pero la forma en la que mirabas ayer el museo...- Se cortó él mismo- Además sé que el trabajo no te dejó venir así que pedí que lo cierren para ti.

- ¿Hiciste que cerraran el Louvre para mi?- pregunto aún sorprendida.

- Haría que cerraran todo París si me lo pides.

No sé si alguna vez alguien había hecho algo así por mi. Tomo la mano de Lando y nos acercamos a la entrada. Sinceramente sigo esperando que me diga que es un chiste pero no lo hace. En cambio, saluda al guardia de seguridad con un apretón de manos y le dice su nombre.
No puedo dejar de ver a la gran arquitectura que tengo enfrente. Lando llama mi atención apretando mi mano y seguimos caminando.

Estamos dentro del museo y está completamente vacío.
Me entran unas ganas inmensas de llorar por alguna razón.

- ¿Carrera?

- ¿Qué?

- ¡El que llegué último paga el postre!- gritó Lando alejándose. Corrí detrás de él hasta que lo alcancé y tomé su mano para tirarlo para atrás. En cambio, él entrelazó nuestros dedos y corrimos juntos. Parecíamos dos niños hasta que chocamos con La Gioconda.

No voy a mentir, siempre me pareció una obra aburrida pero verla aquí, con Lando y sin turistas empujando la hizo hermosa.

- Es hermosa- digo ensimismada intentando recobrar el aire.

- Creí que la odiabas- contestó en un tono tan bajo que su voz se hizo más grave.

- Me equivoqué, me equivoqué con respecto a todo, Lan. Es la obra de arte más hermosa que vi en mi vida.

- Creo que podría tener competencia- dijo mirando en mi dirección. Le sonrío abiertamente y tiro de su brazo incitandolo a que sigamos caminando.

Frente nuestro hay una sala con el nombre de Gail Potocki.
Justo lo que necesitaba ver.
Cuando entramos apenas sí hay unas pocas luces, miro una por una sus obras disfrutando de cada una de ellas. El inglés caminaba dos pasos detrás mío dándome mi espacio.
Hasta que la veo, cubierta por una vitrina y muchos carteles de prohibido pasar la línea. Freno frente a ella y no puedo contener las lágrimas.

Botánica no 23

Lando me abraza por detrás dejándome llorar tranquila. Sus manos acarician suavemente mi cabello y deja pequeños besos en mi coronilla.

- Está bien, Gaby. Déjalo ir- susurró en mi oído. Sabía perfectamente que no se refería a que dejara salir el llanto sino todo aquello que había guardado bajo llave dentro de mi.

Van a pensar que la razón por la que la amo es estúpida, incluso van a pensar que yo lo soy. Pero mi madre y yo intentamos replicarla cuando apenas tenía 6. Obviamente, no nos salió pero es el recuerdo más lindo que tengo con ella. El único en el que no peleamos, gritamos o pataleamos.

A veces lloramos tanto que esos momentos de profunda angustia marcan un antes y un después en nuestra vida, nos dejan una enseñanza. A veces debemos recordar quienes éramos antes de llorar y quiénes fuimos después de hacerlo, para recordar cuánto valemos, para saber qué tan lejos de nuestros límites podemos llegar.
El abrirme con respecto a esto me angustió aún más pero debo dejarlo ir, tengo que dejarla ir.









El abrirme con respecto a esto me angustió aún más pero debo dejarlo ir, tengo que dejarla ir

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Para quienes no sepas cuál es Botánica No 23

díganme si Lando no es lo más lindo que hay y en el capítulo que viene también ❤️
disfrútenlo porque lo bueno dura poco sjsjaj

No hay más que hablar | ʟᴀɴᴅᴏ ɴᴏʀʀɪꜱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora