Esta historia se centra en Chilli Heeler, esposa y madre de dos pequeñas niñas llamadas Bluey y Bingo, y del día que conoció al maravilloso padre de sus hijas. Me gustaría agregar que esto es desde la perspectiva de Chilli, puesto que ya hay un epis...
Stripe: –¡Créeme! Cambió totalmente mi perspectiva–
Trixie: –¿Y cómo dices que se llama?–
Stripe: –Puedes buscarlo como "el retrato de Ross en Los Ángeles"–
La parejita decidió dar una vuelta por Brisbane para bajar la comida, la cena había sido un éxito, aunque en su primera impresión parecía todo un fracaso.
Caminata y charla, nada muy fuera de lo común para una primera cita.
Stripe: –¿Cómo te sientes?–
Trixie: –Mis pies me están matando.. ¿podemos parar un segundo?–
Stripe: –Claro, eh.. ¡Mira! Allá hay una banca–
Gracias, Dios pensó Trixie. Apenas tuvo su oportunidad, se sentó y se quitó los zapatos.
No la habían lastimado, ni le habían provocado alguna ampolla.. no tenía nada. Nomás que al ser perros, no usaban zapatos.
Stripe: –Qué lindos, ¿dónde los compraste?– señaló a los zapatos.
Trixie: –Chilli me los regaló, los compró en un viaje a algún lugar de Italia pero no le quedaron–
Stripe: –Oh.. al menos puedes decir que tienes zapatos de Italia, ¿no? Además hacen juego con tu vestido–
Trixie: –También es de Chilli–
Stripe: –¿Y el labial que usas?–
Trixie: –Me lo dió Chilli–
Stripe: –Hm.. en verdad son buenas amigas, ¿no?–
Trixie: –¡Podría decirse que sí! *risita*–
Silencio. Aún si no tenían nada para decir ya no se sentía como un silencio incómodo, el ambiente ya no era pesado ni se podía sentir presión, era como estar callado con alguien cercano a tí.
Era raro, porque apenas era su primera cita y aún si no compartían muchos de sus mismos gustos podías pensar que había una pequeña química entre ellos.
Aún silencio, sólo contemplaban la luna llena. Menos alguien.
Stripe la contemplaba a ella, a Trixie.
Trixie: –¿Deberíamos volver a casa?– volteó a verlo, con una pequeña sonrisa.
Stripe: –..tal vez, ya es bastante tarde.– respondió, también con una sonrisa.
La perrita gris asintió. Cerró sus ojos, y se hizo un poco hacia adelante.
¡¡!! ¿Estaba esperando un beso? Cálmate Stripe, ya diste un beso antes.. ¡ERES UN ADULTO! se había puesto nervioso al instante.
El perrito lavanda también cerró los ojos, estiró sus labios y se aproximó lentamente a su compañera. Le temblaban las manos.
¡ACHÍ!
...
Stripe: –¿Eh?– abrió los ojos.
Trixie se limpiaba la nariz con un pañuelo.
Trixie: –*sniff* Perdona, me dió un poco de frío.. ¿por qué los labios de pato?–
Stripe: –...selfie?–
Trixie: –Ppft- ¡JAJAJA!–
Stripe: –¡Hey, no te rías!–
Trixie: –¡Okay, okay! No me río, ¡es que me causó gracia!–
Stripe: –Volvamos antes de que me dé algo..–
Apenado y todo, se levantó, esperó que se volviera a colocar los zapatos y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse.
Trixie debía admitir que sentía un poco de pena por haberse reído. Así que aprovechó la oportunidad para darle un beso en la mejilla.
Stripe: –Lo siento–
Trixie: –..meh, ya no importa–
Juntos, caminaron lado a lado de la mano.
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