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Misión cumplida

—Lo siento— Era lo único que salido de la boca de Luzu

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—Lo siento— Era lo único que salido de la boca de Luzu.

¿Qué mas podría decirle? Aún cuando quisiera convencerlo de que nunca sería capaz de eso, su futuro yo lo habia hecho, pero tenía una ligera esperanza.

Miro la carta que Lucky había enviado al futuro y sonrió, sentía que ya había descubierto porque estaba aquí, aún si quisiera ayudarlos no podría quedarse a luchar con eso y aún si lo hacía, no arreglaría lo que ya había pasado.

—Creo que ya complete mi misión— Se acercó la carta a su pecho casi abrazándola.

Quackity simplemente lo miro con cierta nostalgia, ver al hombre que amo, que le prometió la luna, estrellas y una vida a su lado, con el que juro estar en las buenas y en las malas.

Sí, ese era el Luzu del que se habia enamorado, ese que no se rendiría ante los problemas que se le presentará, probablemente ya estaba planeando algo para ayudarlos, cuando ese Luzu volviera al pasado ¿Cambiaría algo?

—Pensaba preguntar, pero creo que no tendría caso, fuiste enviado por los dioses y eso es lo único que necesito saber— No confiaba en las cosas que los dioses le dieran, pero no podía hacer mucho contra ellos. —Solo te pediré algo—

Quackity se levanto y estiró sus alas, la pizca de amabilidad que se había filtrado en su voz desapareció por completo, ya no se dejaba ablandar, solo Lucky podía lograr eso en él.

—Dime, si está a mi alcance... No, aún si no está en mis manos haré lo que sea para cumplirlo— Quackity soltó una suave risa por ese comentario.

Extrañaba a su Luzu, aún si ya habían pasado 6 años desde la última vez que lo vio, eso no era suficiente para borrar lo que vivieron juntos, a veces, mientras todos dormían salía a patrullar con la esperanza de encontrarse con él, aunque fuera como enemigo desea ver que estuviera bien.

¿No era estúpido? Desear que el enemigo estuviera sano y salvo, sin duda aún cuando hubiera apagado su amor por él hace mucho, las cenizas nunca se irían y en ellas se arraigaba una preocupación por él, que fue su luna y estrellas.

—No te culpes...— Eso dejó sin palabras al castaño. —Por lo que veo, de donde vienes ya pasó lo de Titi y... No es tu culpa, aún si hubieras estado ahí me habría lanzado para alcanzarlo— Un nudo se empezó a formar en la garganta de Luzu.

El castaño tenía la mirada fija en la silueta de Quackity que lo volteo a ver, mostrando una gran sonrisa con un par de lágrimas en su rostro.

—Siempre me dolió ver como te culpabas por eso— La sonrisa de Quacks tembló.

Luzu sentía que las ganas de llorar lo asfixiarian, escuchar esas palabras de Quackity le habían quitado un peso de encima, aquel pecado que él mismo se impuso se esfumó con un aleteo del contrario.

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