Final alternativo

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Ese día era pacífico y realmente hermoso, los pueblerinos de Karmaland estaban levantándose para hacer sus trabajos, Willy y Lolito ya se encontraban haciendo su patrulla diaria, Juan organizaba la comida que tenían para el invierno que se acercab...

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Ese día era pacífico y realmente hermoso, los pueblerinos de Karmaland estaban levantándose para hacer sus trabajos, Willy y Lolito ya se encontraban haciendo su patrulla diaria, Juan organizaba la comida que tenían para el invierno que se acercaba, los niños jugaban en la plaza.

Casi se podría decir que Karmaland recupero por completo su esplendor, aún así había un toque de queda y seguía construyendo los edificios que estaban más alejados, los seres celestiales continuaban apareciendo en ocasiones pero todo se estaba manejando relativamente bien.

-¡Lucky a desayunar!- Llamo Quackity mientras terminaba de poner la mesa.

De inmediato un adolescente con alas doradas y ojos escarlata bajo deslizándose por la barandilla de la escalera, saludo a su madre y tomo una rebanada de pan.

-Tengo que irme, te veo en la tarde- Comento para luego dejar un beso rápido en la mejilla de su madre y salir, sin siquiera permitirle alguna objeción.

Quackity miro como su hijo alzaba vuelo una vez salió de casa y miro la mesa para soltar un suspiro.

-Asi que hoy es ese día- Esto era algo que pasaba una vez cada mes.

Al principio se preocupo de que su hijo desapareciera durante todo el día y termino confrontando lo, había una pequeña espina que le decía "se parece a él, entonces podría terminar traicionandolos como él" pero se mantuvo firme creyendo en Lucky.
Cuando hablaron sobre sus escapadas confesó rápidamente, dijo que no podía decirle todos los detalles pero que tenía que ver con las bestias oscuras y que era para el bien de Karmaland.

Y confío en él, porque esos ojos eran tan sinceros y familiares que le fue imposible dudar de su palabra. No sabía a dónde iba, pero tenía claro que no hacía nada para lastimarse o lastimarlos y eso era suficiente para Quacks.

°°°

Lucky llegó al sótano oculto en el prado, se había vuelto una costumbre ir ahi mínimo una vez al mes, más que nada porque los dioses oscuros parecían deprimirse si los dejaba abandonados y aunque parecía una broma, realmente sentía que lo querían como a un hijo, era extraño pero parecían tan cariñosos con él.

Sacudió un poco del polvo que se había acumulado durante su ausencia y tomo aquel viejo libro, no lo necesitaba ya que se había aprendido el conjuro de memoria, pero aún así le tenia cierto cariño, seguramente había sido el mismo libro que uso el dueño anterior para protegerlos.

Pronunció el conjuro y una gran nube de niebla negra comenzó ha aparecer, se preguntaba cual de todos los dioses oscuros vendría en esta ocasión, hasta el momento había conocido a cuatro y sabía que había más; todos fueron muy amables y cariñosos.

-Lucky que gusto verte de nuevo- Reconoció esa voz.

No era la de ningún dios oscuro, era la voz que lo acompaño durante un día en su infancia, la persona que había cambiado la manera en la que veía Karmaland por completo.

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