Lucifer: ¿Enemigo o libertador?

Prólogo

El inicio del fin

Hubo un gran estruendo en el cielo, no hubo ser humano que no lo escuchara, ni siquiera los sordos, puesto que era de naturaleza psíquica. "¡Despierten!" Fue el mensaje transmitido a cada ser humano que habita en este mundo. "El momento ha llegado". Inmediatamente, desde el más pequeño hasta el más grande quedó inmovilizado, nadie podía moverse. El mundo entró en un profundo silencio, en una quietud impensable. Miles de millones de avatares cayeron en plena calle, como si fueran fichas de dominós, a causa de esto, muchas vidas se perdieron. Cuando se levantaron nuevamente, recobraron la conciencia que de antaño habían perdido, y se conocieron a sí mismos. Recordaron todas las vidas por las que habían pasado y todo lo que vivieron, aunque sin ser ellos. Todos los que fueron después de ellos, y los que fueron antes que ellos, se convirtieron en memorias. Por fin el momento llegó, la humanidad había logrado lo que se creía imposible "el Despertar". El velo de la ignorancia fue roto, la oscuridad despejada, la verdad mostrada; y finalmente, la libertad al alcance de sus manos. Por primera vez en la historia, la humanidad se puso de acuerdo en algo, luchar por una misma causa, la liberación absoluta. Los gritos de guerra no se hicieron esperar, a una misma voz todos decían "Libertad, libertad". La Tierra se conmovió, sus primeros pobladores la reclamaban vehementemente. Un viento de esperanza, por todas partes se sintió. A esto, el cielo también se estremeció, un viento de guerra en él se fraguó. Las estrellas del cielo, pronto descenderían a restablecer el orden perdido. Los ejércitos de la tierra y los ejércitos del cielo se dispusieron a enfrentarse nuevamente.

Como viento violento y arrasador, aquel día llegó; el que fue anunciado desde el principio de los tiempos, y al final del mismo. Una gran guerra se desató. Causa más justa no podría haber. Por un lado, estaban las fuerzas liberadoras; por otro, los que controlan a la humanidad y la han controlado desde siempre. Todas las guerras anteriores, no fueron más que el preludio inminente e ineludible de esta apocalíptica guerra.