Parte 23

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XXIII.

     En la galería de arte urbano "Exotic" donde trabaja Alfred el día de hoy realizan una subasta para recaudar fondos en beneficio de la lucha contra el cáncer, cada año escogen una beneficencia social distinta y este año, fue el turno de esta enfermedad. Diferentes escultores o artistas dieron una de sus obras para la subasta y les está yendo bien. Alfred debe esperar porque llego tarde y desespera lo lento que van las cosas:

-Sabias que las subastas de las obras serian en orden de llegada de las mismas Alfred, -Le indica un compañero, - Eso te pasa por quedarte dormido hasta tarde, falta poco no te molestes, tu escultura se venderá al mejor postor.

-No me quede dormido, no encontraba las llaves de mi camioneta, ni si quiera sé cómo llegaron a parar a mi jardín si el día anterior las deje en el llavero de la quinta, - Suspira aliviándose, -. Pero al menos llegue y todo sea por ayudar a una buena causa.

La organizadora del evento se acerca les pregunta si han visto su Tablet, la había dejado en el escritorio detrás del telón y ahora no aparecía, pero estos niegan haberla visto, - Bueno, debemos proseguir, y ahora es turno de tu escultura Fuenmayor-Asevera esta.

La escultura donada por Alfred está hecha de finos trozos de metal y trozos de plástico, utilizo los colores de los diferentes metales para formar la montaña Ávila, símbolo característico de la ciudad y varias personas del público están interesadas en esta. Los ofertantes impulsan varias cantidades, pero una cantidad en lo último de la sala los deja fuera de juego, esta persona se lleva la escultura, así que Alfred debe realizar la entrega al finalizar el evento.

Al terminar la subasta cada uno de los artistas debe reunirse con los nuevos dueños de sus obras, Alfred espera a su comprador, a este se acerca una mujer caucásica, de unos veintiséis años, ojos cafés y cabello marrón claro, no parece alguien interesada por el arte urbano, pues la forma de vestir luce muy normal, para interesarse en este tipo de escultura:

-Increíble la alineación de los metales al darles la luz cada uno de ellos brilla y pareciera que cambiaran de color Alfred, -Asevera la mujer.

-Gracias señorita...Pero no tengo la dicha de conocerla., -le indica.

- No me extraña que no te acuerdes mi... A ver, clase de matemáticas de quinto año de secundaria. Me engañaste para que te pasara las respuestas del examen del tercer momento, eras realmente malo con los números, yo muy tímida y tu muy elocuente, un chico lindo me hablo y yo caí redondita -Le afirma entre risas.

-Aun no logro recordarla..., -Le responde apenado.

-Alfred prometiste llevarme al baile de graduación a cambio de las respuestas. Pero aparentemente te intereso más la chica del escote grande de la clase, me dejaste plantada aquella noche y cuando te llame me dijiste que no irías al baile, cosa que era falsa pues tus amigos se burlaron de mí en el acto de grado diciendo que me habías usado.... Soy Amanda Hill, -Le dice levantando una ceja.

Alfred ríe y tocándose la frente, recuerda lo dicho por Amanda, ya con tan solo decir su nombre hace que le revuelva el estómago de la vergüenza, de adolescente resultó ser un poco ruin y manipulador con algunas personas, cosa que le costó varias idas a la dirección y consultas con el psicólogo:

- ¡Amanda! ...Estoy sorprendido por verte luego de tantos años, - Le asevera con nervios, - Pero mírate estas....

-No tan bien ¿No?,-Le interrumpe, - La madurez no fue tan amigable conmigo, tampoco lo fue la adolescencia. El mundo es más difícil para los feos, por eso buscamos otros medios para triunfar, estudios, doctorados, dinero. Pero eso al final no nos llena, decimos que si para intentar engañarnos a nosotros mismos, pero sabemos que es una fachada.

Magia en los suburbiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora