En un mundo de lucha y disciplina no hay cabida para la impulsividad o la rebeldía...es por eso que cuando me vi inmersa en una base militar a cientos de kilómetros de mi país pensé que dicho mundo se había vuelto loco. Sin saber, que la verdadera l...
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Las sirenas de la policía se comenzaron a escuchar en la lejanía, los dos tipos se asustaron y comenzaron a correr hacia la moto para huir del lugar.
Fénix me tomó del brazo, comenzando a correr sin mediar palabra alguna.
La policía estaba enfrentándose a tiros con los atacantes...y por el número de balas que se oían estaba segura de que los de la moto no eran los únicos buscándonos.
A hurtadillas y sin perdernos de vista el uno del otro terminamos en un edificio que yo no conocía para nada, pero él parecía que sí, porque entró sin pensárselo dos veces haciendo que yo entrara primera y sin encender ni una sola luz del apartamento.
Mi cuerpo dolía con cada paso que daba, por eso nada más dimos con una de las habitaciones caí derrotada en la cama. Necesitaba aunque fueran 5 minutos para recuperarme.
—Preciosa, ni se te ocurra echarte una siesta ahora— hablábamos entre susurros, seguramente ya estuviéramos en un lugar a salvo pero no queríamos arriesgarnos.
Su comentario me hizo sonreír levemente, mas no dije nada.
Me dejó ahí recostada mientras el buscaba todo lo necesario para curarme las heridas.
Volví a echar un vistazo a mi brazo, quitando la tela empapada de sangre y haciendo un par de muecas por el dolor del corte. Parecía profundo, aún salía algo de sangre, pero parecía que la hemorragia estaba remitiendo.
El chico se acercó con el material necesario para comenzar a tratarme.
—Bueno, no tiene tan mala pinta ¿verdad?— comenté mientras Fénix se ponía los guantes y comenzaba a lavar un poco la herida con suero.
—Esto no es nada, mañana estarás lista para que busquemos a los cabrones que hicieron todo...esto—hizo una breve pausa— Solo dime algo...¿De que conoces a mi hermano?
—Te refieres a Alex, ¿Verdad?
—Si, ¿Cómo os conocisteis? — Suspiré, entonces si había escuchado bien antes. La vida está llena de curiosas coincidencias.
—Trabajamos los dos en la misma base militar— Había sido una respuesta insuficiente, deducía por su silencio que esperaba que dijera más.
—El año pasado entré a trabajar como jefa de laboratorio, nos conocimos desde entonces.
—Ya veo...debes importarle mucho, a él y a Mike...nunca los había escuchado tan alterados por algo...—supe de inmediato que estaba hablando de la llamada.
—Sí, deberíamos llamar para decir que estamos bien— traté de enderezarme para buscar un teléfono en la casa.
—No te muevas, yo ya me encargué de eso...deben estar por llegar. Tú quédate quieta— Esa respuesta me extrañó, no lo había oído hablar con nadie, pero decidí confiar y me volví a recostar cerrando los ojos nuevamente.