En un mundo de lucha y disciplina no hay cabida para la impulsividad o la rebeldía...es por eso que cuando me vi inmersa en una base militar a cientos de kilómetros de mi país pensé que dicho mundo se había vuelto loco. Sin saber, que la verdadera l...
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El General seguía enseñándome las distintas estancias, aunque más de una vez mis pensamientos se iban a los dos hombres que nos cruzamos antes. No era capaz de borrar de mi mente lo que me habían hecho sentir en tan poco tiempo, como había pasado de la calma a la tormenta en tan solo milésimas de segundos...Llegamos al laboratorio, me di cuenta de que se podía ver todo su interior, pues una de las paredes era de cristal.
No pude evitar sonreír al ver el lugar, me encantaba mi trabajo y me sentía en casa por primera vez en todo el día.
Aun así, el detalle de que se viera absolutamente todo el laboratorio no me pasó desapercibido. Todo aquel que pasara podía ver que estábamos haciendo, era una manera muy buena y sutil de tenernos bajo control a los que trabajásemos ahí.
Una risa divertida se escapó sin yo quererlo, llamando la atención del General.
—¿Qué le hace gracia, Señorita?— Sabía que me había dado cuenta del detalle de la pared de cristal. Así que la pregunta era más bien irónica, pero yo la contesté igual.
—Es usted muy....precavido, General. Pero aprovecho el momento para decirle que no se preocupe por lo que pase en el laboratorio, pues soy yo la que está al mando y también me gusta saber que hacen mis trabajadores.
—Como usted bien dijo, la información es poder.
Él me miraba a los ojos y yo lo miraba a él, no iba a ser yo quien desviase primero la mirada, eso sí, debía admitir que aquel azul de sus ojos era capaz de intimidar a cualquiera y me costaba un poco mantenerme serena.
Me escudriñó con la mirada cuanto quiso, buscando algún ápice de desconfianza en mis ojos color café, pero al ver que lo único que encontraba era templanza y determinación desvió la vista nuevamente al laboratorio.
—Dígame que le parece entonces su futuro lugar de trabajo.
Volví a analizar el laboratorio agradecida de que fuera él quien apartase la mirada, no sabía cuanto más podría haber aguantado sus ojos examinándome.
—Muy bien equipado. Tengo lo básico y hasta un poco más para trabajar. Tengo entendido que trabajarán conmigo dos técnicos, ¿Es cierto eso?
—Así es, pero mañana los conocerá. Me alegro de que le guste, la acompaño de nuevo a la habitación.
Tal como prometió, el General Thomson me acompañó hasta la puerta de mi habitación, pero entonces antes de entrar me miró algo serio.
—Respecto al resto de personal en la base, déjeme recomendarle que tenga algo de...Cuidado—Me tensé visiblemente, era consciente en cierto modo de a que se refería, pero me costó reunir valor para hablar.
—¿Es una advertencia para mí o para ellos? — Ambos sabíamos de que estábamos hablando, así que no iba andar con tapujos.
—Para los tres, Verónica. – No entendía la advertencia, más sin embargo él no parecía dispuesto a hablar del tema. Había sido literalmente un par de miradas, ¿Era necesario decir aquello?