𝙴𝚗𝚏𝚛𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛

538 61 156
                                    





MoonBin no sabía que hora era ni dónde estaba cuando se despertó.

Sus ojos pesaban con intenciones de volverse a cerrar. Su cabeza dolía horrible, sentía como si millones de tambores retumbaran en ella. No distinguía con claridad dónde estaba. Sólo recordaba que lloraba sin consuelo, destrozado y hundido en unas penumbras que cegaron su razonamiento. Cuando abrió más los ojos unas luces blancas hicieron que sus retiras ardieran. Se quejó siseando y movió su brazo para tapar la luz, pero algo hincó en esa área. Se alarmó. Pudo observar una mariposa de suero intravenosa en su antebrazo ¿Qué demonios?

Al examinar mejor se dió cuenta que estaba en un cuarto de hospital. Su respiración se volvió pesada. No entendía qué hacía ahí. Tampoco recordaba nada. Pero cada vez más su pecho dolía horrores, también tenía ganas de vomitar. Y no se contuvo. Se inclino un poco fuera de la cama y dió fuertes arcadas hasta que dejó salir un líquido amargo y desagradable. Ahora sus ojos se cristalizaron, estaba mareado y el dolor en la sien le estaba dando una bofetada.

Una enfermera entró de inmediato. Ella, al verlo en ese estado corrió a socorrerlo. Lo tomó de la espalda y le dió suaves toques para calmarlo.

— Tranquilo señor… Respire hondo, vamos… — Alentaba con calma. MoonBin hizo caso y de a poco fue volviendo a la cama. Se acostó y cerró los ojos un momento, respirando forzosamente por la boca. — Llamaré el doctor. Ya vengo. Por favor, manténgase calmado.

— ¿Qué paso…? ¿Qué… hago aquí? — Deseó saber con la voz entrecortada, abriendo un poco sus ojos y mirándola. Ella lo observó con algo de lastima y compasiva.

— Anoche lo trajeron al hospital de emergencia.. Le dió un coma etílico por exceso de alcohol. Su madre había dicho que vómito sangre antes de perder la conciencia — La expresión de MoonBin se horrorizo de inmediato  — Pero ya está más estable. Anoche pensamos lo peor, pero lo bueno que fue traído rápido al centro.

— Yo… no recuerdo nada — Musitó desorientado.

— Es normal. Es un estado de ebriedad excesiva, por eso no recuerda nada.

MoonBin se quedó turbado por unos segundos. Intentando procesar todo lo que había escuchado. Ese no… ese no era él. Definitivamente no. Hace años que no tomaba así. Ya había pasado por ese proceso. Pero DongMin estaba a su lado.

DongMin…

Recordar ese nombre hizo que le diera un dejavu. Las escenas llegaron a su cabeza para atacarlo sin piedad. Se vió a él mismo tirado, tomando sin control mientras lloraba. También como en medio de sus penas buscaba su teléfono para llamar a DongMin y preguntarle porqué no le gusta y porqué dejó de amarlo. Un frío azotó su cuerpo. Tembló. Pero al no encontrar su celular se enojó y empezó a destruir todo. Rompía cada botella, rasgaba cada mueble y destrozó incluso la pequeña foto de bodas que tenía en su cartera mientras gritaba de la rabia. Después escuchó la voz de su madre haciéndose lejana hasta que su vista se hizo borrosa, para que a continuación, un duro golpe azote su cabeza haciendo que dejé de pensar.

Posó las manos en su cabeza, negando, importandole que el tirón del suero haya provocado dolor en él. Eso tenía que ser una maldita broma. No podía está más jodido. ¿Por qué? ¿Por qué esto a él?

Deseaba llorar otra vez, pero sentía que no tenía fuerzas para nada. Estaba arruinado, destruido y cansado. Sólo deseaba dormir eternamente. No quería despertar, no quería que llegue el momento de salir del hospital y tener que verse cara a cara con el exterior vacío y doloroso. Tenía miedo de enfrentarse a su propia realidad. Deseaba desaparecer o huir lejos, aunque eso no ayude sanar nada. Estaba muerto en vida, una cáscara vacía, una voluntad de humo aferrado a el sueño de un despertar.

¿HoneyMoon? ᴮⁱⁿʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora