Casería

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Mis manos están manchadas de sangre, el líquido espeso rojo carmesí recorriendo mis manos y el vestido azul que traigo consigo, solo podía escuchar los latidos de mi corazón; mi respiración agitada al observar a las personas fallecidas en el suelo, ensangrentadas, sus ojos vacíos sin atisbo de vida.

Había asesinado a esas personas.

Puede que se lo merecían porque eran uno de los hombres de silco, quería usar sus poderes para su causa y destruir piltover.

Desde que era niña, trataba de esconderme de el y sus matones, sobretodo de sevika.

Aquella mujer robusta y grande, piel morena, cabello café oscuro cortado hasta el cuello, tenía un brazo metálico con un extraño líquido morado que aumentaba su fuerza, ella miraba impactada a sus hombres que yacen inertes, luego sus ojos se posaron en mi, estaba furiosa.

- Tu hiciste esto? - pregunto amenazante, como un tigre apunto de atacar, yo me puse en posición de defensa.

Sevika se acercó peligrosamente a dónde estaba, y levanto su mano metálica para golpearme; pero yo lo esquivé, mis manos comenzaron a irradiar llamas rosadas habiendo que se mueva la mano de sevika por si sola para luego quebrarla de un crujido, el líquido morado se desparramara sobre el metal ocasionando una corriente eléctrica.

Sevika gruñe de dolor, al sentir ese líquido quemarle la piel, sintiendo una carga eléctrica que no la permite moverse, me miró con algo de miedo y rencor.

- Maldita perra - dijo entre gruñidos y quejidos de dolor, luego hice que su cuerpo volará alto, eso la puso desprevenida y como si fuera una bolsa de papas; estampe fuertemente su cuerpo hacia la pared, haciendo que se destruyera.

Entonces aproveche ese momento de escapar por milésima vez, huyendo de los gamberros de silco y tratado de buscar un nuevo refugio.

Corri con todas mis fuerzas, que empuje varía gente que cruzaba las peligrosas calles de zaun, me miraron con recelo pero no hicieron nada. Además de cuidarme también de los vigilantes, era una criminal ante la ley de Piltover, lo que me faltaba.

Pero estaba acostumbrada, cuando pare de correr estaba agotada, mi respiración estaba alterada y mi energía estaba muy baja todo por usar mi magia en esa mujer; mi mente estaba en blanco, no podía pensar con claridad pero el sonido de mi estómago pidiendo comida me volvió a la realidad.

- Uh, los perdi de vista por ahora porque se que volverán, pero tengo hambre! - dije cansada y mi cuerpo rugió más fuerte, así le hice caso y me fui a buscar un lugar donde comer.

Me fui caminando sin bajar la guardia, ya que en zaun si no te cuidas te comen viva; iba a buscar un lugar donde comer, "La Última Gota" no era opcion porque ahí es donde están los lacayos de silco, voy a llamar la atención y no quiero eso.

Voy a ir a un pequeño restaurante que es perfil bajo, me servirá ese lugar así no llamaré la atención a algún vigilante u gamberro de zaun por ahí, y almorzare tranquila.

Muy absorta en mis pensamientos, analizando mi próximo movimiento que no me di cuenta pasaban dos personas, y sin querer choque con el brazo con una de las personas que pasaban allí, algo que está se molestó, sentí un fuerte agarre a mi brazo jalandome hacia atrás tomándome desprevenida.

- Oye, fíjate dónde vas! - dijo aquella voz molesta, era femenina pero agresiva pero no le ví el rostro, por lo que pude ver llevaba una chaqueta roja.

- perdone - respondí sin mirarlo, seguí mi camino pero una mano me agarró haciendo que girará a verla, es una chica de cabello rosa con la mitad tapada, tenía varios piercing uno en la nariz y otros dos en la oreja izquierda, me miraba con enojo.

Inmarcesible - Vi × Fem!Oc [Arcane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora