Dioses, guerreros, ángeles, demonios y los más variados seres de las diversas mitologías de la historia, se conjugan en esta apasionante aventura donde el bien y el mal se arremolinan en una épica batalla ambientada en un futuro primitivo después de...
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Una impresionante lluvia de bolas ígneas caía sobre la ciudad de Cyrania dejando tras de sí caos y destrucción. Tanto los civiles como xeronianos, huían despavoridos buscando algún refugio del incandescente ataque que transformaba la elegancia de aquellas calles en un verdadero infierno. Los gritos de terror abundaban por todas partes ante la terrible e inesperada agresión.
Desde la altura de una de las colinas que rodeaban la enorme ciudadela, Garilack comandaba y supervisaba el ataque comprobando que todas las tropas de asalto se movieran basándose en el plan original. El resto de los generales, acompañaban al brazo derecho del Kahn viendo con satisfacción la realización de un sueño largamente esperado, no obstante, no debían abandonar la prudencia, porque Cyrania era una colosal urbe que abarcaba cientos de kilómetros a la redonda, por lo que tomar y destruir la fortificación demoraría varias horas (e incluso días) de combate antes de su aniquilación definitiva.
—Las tropas de Agartha rodearán la ciudad por el otro extremo —decía Garilack—, y los bersekers irrumpirán desde los flancos. Hay que bloquear los escapes y avanzar presto aprovechando que la lluvia de bolas de fuego mermará la defensa considerablemente.
—¿Esperaremos a que vengan los refuerzos para entrar con todo? — preguntaba Varg.
—No, eso tomaría demasiado tiempo, dejemos que la primera línea de ataque ablande las defensas para que nosotros tomemos posesión de los puntos estratégicos importantes. Los refuerzos vendrán para acabar con las últimas resistencias que vayan quedando. No se debe perder ni un solo minuto.
—La Torre de la Luz caerá pronto —comentaba Aradia con voz cizañera —, eso quebrará el espíritu de los xeronianos.
—Lo sé, pero esperemos que las primeras unidades avancen. La torre no tiene defensa, por lo que su fin es inminente.
Los siete generales observaban con paciecia la marcha inexorable del ejército, mientras una enorme bandada de arpías nublaba el cielo dejándose caer atacando Cyrania como aves de rapiña buscando su presa. Las huestes la componían seres de todo tipo: desde guerreros imperiales salvajes, trolls, arpías, perros cancerberos, tigres demonizados, bersekers, demonios de Agartha, hasta servidores de dioses que se confabulaban para entrar con violencia en busca de la ruina de la legendaria ciudad de la luz.
***
Los xeronianos trataban de escabullirse de la imparable lluvia candente que aplastaba todo a su paso generando un caos monumental. El capitán Cybot Andemioun por su parte, ordenó a que Sam y Demian se reunieran con Kevin y Bryan en la sala de controles, mientras él irá con el resto de combatientes xeronianos para organizar la defensa de la ciudad en la cúspide del salón del tribunal.
—¡Qué alegría verte de nuevo después de tanto tiempo Cybot Andemioun! Te estaremos eternamente agradecidos por salvarnos —dijo Sokaku al capitán con un choque de manos y un fuerte abrazo.