V

82 8 4
                                    

Los jinetes se adentraron a una inmensa cueva que Eret les había guiado para llegar a Drago. Tormenta lanzó al líder de los tramperos a la nieve para después aterrizar sobre él cuando intentó escapar.

-¡Bien, ya los traje aquí! ¡Quítame esta cosa de encima!- le pidió a Astrid, quien solo se bajó y se alejó dejándolo en su miseria.

-Jamás le quites un juguete a un dragón. ¿No sabes nada?

-¿Por qué me pasan estas cosas?- murmuró para sí mismo mientras la dragona solo se acurrucó como si fuese un huevo.

Los jinetes se acercaron manteniendo un perfil bajo ocultándose en todo momento. Observaron como varios barcos rodeaban una zona donde salían enormes burbujas y Shocks Marinos acorazados nadaban alrededor de ellas.

-¿Qué hay allá abajo?- Patapez se arrodilló y sacó sus tarjetas comenzando a buscar la causa.- Burbujas de gran diámetro, pulmones enormes, habita en aguas profundas y frías... Yo creo que es un monstruo marino de clase cinco; quizás seis.

Tormenta en ese momento escuchó pasos acercándose hacia ellos y se fue corriendo sin poder avisarle a los jóvenes.

Los cazadores los habían encontrado y le lanzaron dardos tranquilizantes a los dragones, dejándolos dormidos e indefensos para proteger a sus jinetes.

Llevaron a los jinetes y dragones, ahora amordazados, hacia los muelles. Notaron cómo había entre ellos dragones acorazados los cuales los observaban fijamente listos para atacar en cuanto se les diera la órden.

Un hombre con piel de dragón se encontraba en uno de los muelles observando las burbujas que se reventaban al salir de la superficie.

-¡Drago!- se giró molesto al escuchar su nombre y encontró a los prisioneros junto a Eret.- Suéltame.- se soltó del agarre del hombre mientras avanzaba hacia su jefe.- ¡Siempre es un gusto verte, amigo! ¿Te proteges del frío aquí?- los dragones acorazados retrocedieron atemorizados cuando el hombre caminó frente a ellos.- Como ves, llego justo a tiempo con un nuevo lote de dragones.- le quitaron sus armas.- Como lo prometí.

-¡Está despertando!- uno de los hombres gritó señalando a Colmillo, quien comenzó a sacudirse molesto y se levantó rugiendo.

-¡Traigan refuerzos, acá!

-¡Suelten las sogas!- los hombres retrocedieron y Colmillo miró al hombre enfadado. La Pesadilla Monstruosa soltó su aliento de fuego y Drago avanzó hacia él cubriéndose con su capa.

Todos vieron asombrados cómo caminaba sin ningún esfuerzo o miedo a ser calcinado. Uno de los tramperos le entregó una lanza a su jefe, quien la tomó con una sonrisa sádica. Colmillo rugió; sin emabrgo, eso no logró intimidar al hombre en absoluto.

-¡AH!- gritó moviendo la lanza- Colmillo miró asustado y agachó su cabeza de forma sumisa.- ¡AAH!- la enterró en la madera y se acercó al dragón, quien retrocedía a cada paso que daba. Una vez estuvo frente a él Colmillo recostó su cabeza en el suelo y Drago colocó su pie en su hocico.

-¡Colmillo!- gritó Patán preocupado por su dragón.

-¡Oye!

-¿Qué haces?

-Ahora me perteneces.- sonrió, pero su expresión cambió rápidamente al notar las sillas de montar.

-Y como regalo adicional, también capturé a sus jinetes. Sin cargo extra.- volvió a hablar Eret.

-¿Qué? ¿Bromeas?- preguntó enojada Astrid.

-¡Pero si eras perfecto!- se quejó Brutilda, ahora desilusionada por la traición de su "enamorado".

How to Fly with the DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora